En Argentina se la considera una derrota histórica. El gobernante Frente de Todos, liderado por los kirchneristas Alberto Fernández y la exmandataria Cristina Fernández de Kirchner, perdió las elecciones primarias de medio término en los principales distritos del país.
Verónica Smink // BBC MUNDO
La coalición gobernante apenas se impuso en 7 de los 24 distritos electorales y perdió el que era considerado su mayor bastión: la provincia de Buenos Aires.
También perdió en la patagónica Santa Cruz, la cuna política de los Kirchner.
El resultado de las primarias legislativas sorprendió a todos: la misma fuerza que hace dos años había logrado llegar al poder con el 48% de los votos, esta vez logró una adhesión de apenas el 30%.
“Evidentemente algo no hemos hecho bien”, reconoció Fernández en un discurso a última hora del domingo, tras conocerse los resultados.
“Todos los que estamos aquí solo queremos la felicidad de nuestro pueblo y por eso hemos trabajado denodadamente, pero ha sido insuficiente”, señaló, escoltado por su vicepresidenta, el gobernador de Buenos Aires y los candidatos que encabezaron las listas legislativas del oficialismo.
Desde todos los bandos reconocen que lo que ocurrió el domingo fue un “voto castigo”.
Y aunque se trató apenas de elecciones primarias -los comicios se realizarán el 14 de noviembre-, incluso el propio presidente admitió que funcionaron como “una enorme encuesta”.
En ese sentido, la contundencia de la derrota llevó a algunos a especular con que el oficialismo podría no solo perder las próximas elecciones legislativas, sino también poner en riesgo su continuidad en 2023.
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