Ante la agudización de la crisis en el suministro de agua a las diferentes poblaciones de las islas de Margarita y Coche, los habitantes sufren el impacto de la prolongada ausencia del líquido por las tuberías.
Por: Hazel Guédez La Patilla
La situación es más crítica en Porlamar, la ciudad más poblada de Margarita y por ende, donde la demanda es más alta, pero sus habitantes no justifican llevar más de dos meses sin recibir agua por las tuberías y cuando les envían, el líquido es turbio y sin condiciones para el consumo humano.
Sin embargo, la falta de recursos para comprar agua embotellada no les deja otra alternativa que consumirla tal cual les llega.
Aunque los ciclos de suministro por parte de la Hidrológica del Caribe (Hidrocaribe) son establecidos para suministrar agua cada 45 días, en las barriadas más populosas ese lapso no se cumple y pasan mucho tiempo sin recibir ese recurso vital para la rutina diaria.
Los afectados pobladores coinciden al resaltar la indiferencia del alcalde del municipio Mariño, Francisco González, ante tan precaria situación.
Josefa Marcano, habitante de la calle Los Muchachos, sector Los Cocos, Porlamar, debe caminar varios kilómetros para llegar hasta algunas tomas improvisadas en la calle La Marina de la ciudad comercial, para poder cargar agua para cocinar, lavar y asearse.
Su edad avanzada no le permite hacer tanto esfuerzo y por lo tanto recurre a tres de sus nietos para llenar las pimpinas o cualquier envase, y luego caminar varios kilómetros con su pesada carga.
“Hago este esfuerzo por mis niños. Necesito agua para cocinar sus alimentos. Para las otras necesidades podemos esperar. Ya pasaron dos meses sin recibir agua y el alcalde ni siquiera se digna a suministrarnos aunque sea un poquito con camiones cisternas”, expresó mientras vigilaba que no se botara el líquido de sus envases.
Stephanie Salazar, una joven ama de casa, dijo haber caminado más de 20 cuadras desde su casa hasta las tomas ubicadas en el casco central de Porlamar, para cargar algunos envases con agua para poder cocinar y bañarse ella y su pequeña de tres años.
“No puede ser más malo un gobierno municipal que no garantice el agua a sus habitantes. Nosotros hemos protestado y quemado cauchos cansados de tanto esperar que nos manden agua y todo sigue igual”, afirmó mientras ponía sus envases ya llenos en una carrucha de supermercados.
Más de dos meses sin recibir el agua y sin posibilidades de poder pagar un camión cisterna, para que le llene los envases de su casa.
“Esto es desesperante. Estamos cansados de caminar como las hormigas buscando donde conseguir aunque sea un chorrito para llenar los envases”, dijo Wilmarys Rondón, mientras se llevaba al hombro un botellón que debe cargar por un trecho largo para poder preparar sus alimentos.
Son pocas las poblaciones de Margarita, que tienen la suerte de recibir el suministro de agua potable por tubería, en menos de 45 días, lo cual solamente sucede en las partes más bajas de la isla.