La increíble historia detrás del “rey perdido de Francia”, cuyo ADN resolvió un misterio de 200 años

La increíble historia detrás del “rey perdido de Francia”, cuyo ADN resolvió un misterio de 200 años

Un grabado de Luis Carlos, hijo de Luis XVI de Francia y María Antonieta en la Torre del Temple.

 

 

Cuando el rey Luis XVI de Francia y su esposa la reina María Antonieta fueron decapitados en 1793 en el apogeo de la Revolución Francesa, no se imaginaban el destino que le deparaba a uno de sus descendientes. Así lo reseñó BBC Mundo.

Poco antes de ser guillotinada como su esposo, María Antonieta fue abruptamente separada de su hijo Luis Carlos, Delfín de Francia.

Para algunos, Luis Carlos era el heredero real, el último hijo varón que le quedaban a los desafortunados monarcas.

Fue así como el Delfín pasó a llamarse Luis XVII para algunos.

Pero la convulsionada Francia de finales del siglo XVIII era el último lugar donde un rey hubiese querido estar. La monarquía había sido abolida para dar paso oficialmente a una república en septiembre de 1792.

 

Luis XVI y María Antonieta en 1781 antes de que estallase la revolución.

 

Eso invalidaba los planes de María Antonieta, quien pese a su desdicha ansiaba que su hijo gobernase el país algún día.

Pero para los revolucionarios, un posible heredero real significaba una amenaza que podía echar por la borda todos los planes de la revolución.

Así que el Delfín fue encerrado en la Torre del Templo, una fortaleza medieval que funcionó como prisión de la familia real en sus últimos días.

Se dice que Luis Carlos sufrió enormemente en la prisión, donde tenía poco o ningún contacto con otras personas.

También fue sometido a situaciones de crueldad indescriptibles.

Hubo rumores que decían que sus cuidadores lo obligaban a beber alcohol, decir obscenidades y cantar La Marsellesa.

Pero otros rumores, aun más inverosímiles, decían que alguien había logrado colarse en la prisión, pasar desapercibido por entre más de un centenar de guardias, cambiar al príncipe por otro niño, y escapar con Luis Carlos.

 

Un grabado de Luis XVI en la Torre del Temple, donde pasó los últimos meses de su vida.

 

Mito y ciencia

Por más de 200 años, la vida y -especialmente- el final de Luis Carlos era todo un acertijo: ¿había muerto en realidad en una prisión parisina tal como anunciaron los revolucionarios en 1795? ¿O había escapado de su cárcel y burlado la muerte como algunos aseguraban?

Y si había logrado escapar, ¿era posible que la dinastía borbónica hubiese logrado sobrevivir? ¿Tendría Francia un Delfín desaparecido?

La historia del “rey perdido” de Francia se convirtió en todo un mito. Y en los años posteriores a la revolución, hubo más de uno que aseguraba ser el real Delfín, el mismísimo heredero de Luis XVI y María Antonieta en vida.

Por supuesto, era algo que no se podía corroborar fácilmente.

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