El pasado miércoles, cuando el Cumbre Vieja ya llevaba más de una semana en erupción, otro volcán despertó en Hawái (EEUU). Junto con la lava y la ceniza, el Kilauea, situado en la Isla Grande, también expulsó al cielo unas finas hebras de vidrio volcánico conocidas como “cabellos de Pele”. El material fue detectado cerca de la cumbre por pilotos que sobrevolaban la zona, según informó el Servicio Meteorológico Nacional.
Por ABC
Los cabellos de Pele reciben su nombre de la diosa hawaiana del fuego. Se forman cuando la lava se estira, dejando unos hilos largos y delgados de vidrio volcánico. Si en la erupción de 2018 el Kilauea dejó caer una lluvia de gemas de color verde (olivino), en esta ocasión su ‘regalo’ da al paisaje un aspecto mágico no exento de peligros.
Desde el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) destacan que los cabellos de Pele y otros fragmentos de vidrio volcánico liviano pueden ser arrastrados cientos de metros desde los respiraderos de las fisuras e incluso más lejos si los vientos son fuertes. Los habitantes de la isla “deben minimizar la exposición a estas partículas, que pueden causar irritación de la piel y los ojos”, señalan. Además, si estos hilos afilados se rompen y entran en contacto con el agua potable pueden ser dañinos para las personas y animales que la consuman.
¿Puede ocurrir este fenómeno en La Palma? No hay constancia. Pablo José González, geofísico volcánico del CSIC, explica que los cabellos de Pele están asociados a los lagos de lava, que no se han producido en Cumbre Vieja. “Son como gotitas que se van alargando y tan ligeros que se los lleva el viento. Son tan finos que parecen pinocha, las hojas de los pinos en el suelo. Van ocupando las oquedades sobre el terreno”, dice. El científico, que ha estado muy cerca del lugar de la erupción en La Palma, no ha observado ninguno.
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