El canciller austríaco, Sebastian Kurz, anunció este sábado por la noche su renuncia, en medio de la creciente presión por su implicación en un escándalo de corrupción.
En una declaración retransmitida por la televisión, Kurz dijo que “sería irresponsable” dejar al país en meses de “caos o bloqueo” por esas denuncias, que calificó de “falsas”, y que quería asegurarse que Austria tenga “estabilidad”.
“Quiero ceder el lugar para evitar el caos”, afirmó Kurz, quien, según dijo, propuso a su ministro de Relaciones Exteriores, Alexander Schallenberg, para sucederlo.
Según la fiscalía, entre 2016 y 2018 se publicaron artículos elogiosos y sondeos favorables a Kurz a cambio de la compra de un espacio publicitario por parte del Ministerio de Hacienda, en aquel momento en manos de los conservadores.
El miércoles, la fiscalía anunció que Kurz y otros nueve sospechosos, así como tres organizaciones, están siendo investigados por diversos delitos relacionados con este caso, tras una serie de registros realizados por la mañana, en particular en la sede del partido conservador, OVP.
El jueves, los Verdes austríacos, socio minoritario de OVP en el gobierno, pusieron en duda la capacidad de Kurz para continuar su acción como canciller.
Convertido en canciller por primera vez en diciembre de 2017, Kurz perdió a su primer socio de coalición, el partido de extrema derecha FPÖ, debido a un escándalo de corrupción en mayo de 2019 conocido como el “Ibizagate”.
Regresó al poder en enero de 2020, de la mano de los Verdes. AFP