La decisión del socialista José Borrell, máximo responsable de la diplomacia europea, de autorizar una misión de observadores para las elecciones venezolanas de noviembre, contraviniendo así el sentido del informe que le remitieron sus propios expertos, demuestra que Borrell va por libre en Europa. Más aún, parece empecinado en ignorar las consignas de la Comisión Europea y en utilizar su cargo europeo a conveniencia para apuntalar la política exterior del Gobierno de Pedro Sánchez.
Venezuela es una dictadura, lo niegue el PSOE, lo niegue Rodríguez Zapatero o lo niegue Borrell. Y cuando los expertos europeos sostienen en relevantes documentos internos que enviar una misión a Caracas sería la coartada para legitimar un proceso electoral profundamente antidemocrático, Borrell no debería hacer lo que le viene a él en gana. Está claro que no siempre los intereses de Borrell son los de Europa. Pero son los principios lo que están en juego y por eso blanquear a Maduro es una indignidad.
Por abc.es