Agonía escolar: Deserción estudiantil y éxodo de docentes pone en jaque la educación en Aragua
La mayoría de los maestros y profesores de la entidad han sobrevivido a la dura crisis económica, porque se han dedicado a otras actividades como la venta. Algunos estudiantes no poseen recursos ni para comer, mucho menos para comprar un uniforme.
Por Carmen Elisa Pecorelli / Corresponsalía lapatilla.com
En conversación con varios docentes de la región, al menos, 6 de cada 10 manifestaron no regresar en forma virtual ni presencial al nuevo periodo escolar. El factor económico es una de las razones que argumentan, pues el salario no les alcanza ni para comer.
Muchos han expresado que no tienen ningún tipo de incentivo para volver, y que prefieren ser comerciantes o trabajar en otros oficios. Ejercer la profesión que tanto aman es difícil en el actual contexto, y lamentablemente no es bien valorada.
Benito Espinoza es profesor en ciencias sociales y vive en Maracay. Posee 30 años de experiencia docente y estudió un postgrado. Considera que no hay condiciones para un regreso a clases. Dice percibir un sueldo “deprimido” y casi todo lo recibe a través de la Plataforma Patria del régimen.
“Ahora se habla de emprendedores”, así afirmó el profesor Benito Espinoza. Sin embargo, él lo ve como una operación “rebusque”, un plan de supervivencia por la crisis económica que está atravesando. Algunas actividades le han permitido sobrevivir fuera del área docente.
“He tenido que salir a la calle a resolver para mí y para mi familia”. Espinoza se ha dedicado a la venta de materiales eléctricos y tiene un socio en este negocio. Dijo haber tenido la necesidad de organizar hasta ventas de garaje para sobrevivir. Aseguró que tiene muchísimos colegas que están en la misma situación que él.
Reiteró que no hay condiciones para dar clases presenciales. Puso como ejemplo lo que gasta en pasajes: él que vive en el municipio Girardot y trabaja en el municipio Mariño. El pasaje vale 1,5 bolívares digitales, y debe pagar dos veces el mismo monto, es decir, serían 3 bolívares digitales.
No alcanza ni para pagar el transporte público con el salario que percibe. “¿Cómo nos calzamos? ¿Cómo nos vestimos? ¿Cómo comemos?”, cuestionó. Otro factor a considerar es que unos cuantos maestros no tienen teléfono, computadora ni conexión a internet. “¿Cómo hacer ante esta crisis que parece no ven los gobernantes?”, criticó el docente.
Deserción escolar
Junto a ese éxodo de maestros, que va más allá del salario, está también la deserción escolar. Hay otra realidad en los hogares, y aunque no todas las personas con las que se conversó revelaron sus identidades, la mayoría coincidió en que la falta de alimentos y vestimenta no les permitirá a los niños volver a clases presenciales.
Naymar Pérez es una joven sin trabajo que vive en Maracay. Tiene cuatro hijos y debe sobrevivir con la ayuda de los vecinos y uno que otro bono del régimen que cae en su cuenta. Dijo que recoge ropita para sus hijos, porque no ha podido conseguir trabajo, y cuando le cae el “bonito” es que puede comprar aunque sea una harina.
Otro caso similar es el de Naomy, una mujer de 31 años de edad con un hijo de 9 años. Ella no pudo mandar a su pequeño al colegio, por lo que perdió el año escolar pasado. No tiene las herramientas necesarias para que su hijo estudie.
Naomy también vive con su mamá que está enferma. En medio de la pandemia perdió su empleo. Trabajaba como cajera de un restaurante que, en medio de la crisis, debió cerrar. Ahora se dedica a vender cigarros, caramelos, tapabocas o cualquier cosita que pueda adquirir para revender en las calles de la ciudad.
Eso no le alcanza ni siquiera para alimentarse bien. Confiesa que cada día su vida se desmejora más. A veces no posee dinero ni para recargar su teléfono y, por tanto, no tiene cómo investigar las tareas de su pequeño, quien -por cierto- debe quedarse en casa cuidando a su abuelita para que su madre pueda salir a trabajar.
Según el Colegio de Profesores de Aragua, existe un 25% de deserción escolar, es decir, más de 50 mil estudiantes no están incorporados al sistema educativo ni por vía online ni presencial. Se conoce muchos casos de niños y adolescentes están ejerciendo roles que no les corresponden como, por ejemplo, trabajar para poder comer.
Éxodo de docentes
El presidente del Colegio de Profesores de Aragua, Richard Ribas, asevera que “hay una crisis profunda” en el sector educativo. Precisa que no hay profesores de matemática, química y biología, porque muchos decidieron emigrar. Añade que es insuficiente la cantidad de docentes para atender a la población estudiantil aragüeña. Se estima que el 35% de los maestros no retornarán a clases.
El propio gobierno ha dicho que ejecutará un plan para reincorporar a más de 130 mil docentes a nivel nacional. En el caso de Aragua, se necesitan más de 5.000 maestros. En la entidad, la población total de docentes activos (entre estadal y nacional) es de unos 36.000 profesores.
La mayoría de los docentes está trabajando en otras actividades no relacionadas con la educación. Ribas denunció que no es posible que en el pasado año escolar, los profesores activos debieron utilizar su propio internet y costear otros gastos, porque el gobierno no les aporta ninguna herramienta para el buen desarrollo del proceso educativo.
Informó que la mayoría de estos docentes en deserción han emigrado tanto a otros países o se han dedicado a otros trabajos para poder subsistir, ya que no les alcanza para nada lo que perciben como profesionales de la educación.
El gremialista también denunció que el 100% de las escuelas no cuenta ni con servicio de agua. “No hay condiciones, no hay medidas de bioseguridad y el gobierno no ofrece alternativas para solventar todos estos problemas”.
Las escuelas tienen graves problemas de infraestructura, filtraciones, falta de equipos y de personal tanto docente como obrero y administrativo. Esto no da garantías para iniciar clases este mes.
Finalizó destacando que no todos los docentes han sido vacunados y las condiciones a nivel de salud no son las mejores para el reinicio del periodo escolar presencial.