El desmantelamiento de los locales que han sido cerrados en diferentes puntos de la isla es una constante. Desde la sucursal de una entidad bancaria hasta una de las joyerías más famosas de la Margarita pujante, han sido víctimas de las conocidas “pirañas” que acaban con todos los locales a los que pueden penetrar.
Por Lisbeth Miquilena / Corresponsalía lapatilla.com
El presidente de la Cámara de Comercio, Puerto Libre y Producción de Nueva Esparta, José Gregorio Rodríguez en nombre de los agremiados repudió tal situación. Considera que debe ser investigada a profundidad hasta llegar al fondo de quienes están detrás de esos ataques a la propiedad privada.
Refirió que corresponde al Estado iniciar acciones que conlleven hasta quienes propician esos desmantelamientos de locales, ya que todo el material ferroso pasó a ser considerado material estratégico, al igual que el cobre, metal por el cual la delincuencia ha dejado sin cableado hasta el alumbrado público de las avenidas de la isla de Margarita.
El dirigente del gremio comercial considera que ese tipo de actuaciones no manda una buena señal y, por el contrario, propicia el desvalijamiento de los locales que han sido cerrados temporalmente por la crisis. “Nuestro más completo repudio a quienes practican o propician ese tipo de atentado contra la propiedad privada”, subrayó Rodríguez.
Insistió en que una forma de llegar hasta los responsables de incentivar esa práctica malsana, comienza por investigar a los llamados “chatarreros” que compran los metales sin chequear su procedencia. En la población de El Valle del Espíritu Santo, municipio García, una famosa gallera fue víctima del desvalijamiento mientras su propietario sufrió el Covid-19.
Allegados a Ponciano Salazar, propietario del club gallístico, confirman que personas extrañas llegaron al local alegando ser familiares del dueño y que les habían encargado reparar los techos, y cuando los vecinos se percataron ya habían quitado gran parte del techado y se lo llevaron. De ahí en adelante el saqueo no se detuvo y apenas quedan unas cuantas paredes en pie.
Similar situación se ha presentado en la mayoría de los planteles educativos y hasta algunos hoteles cerrados en el perímetro de Porlamar.