¿En qué lugar del mundo podría encontrarse un cementerio de autos de lujo? En un paraíso fiscal tal vez, donde se gaste dinero negro pero no se use el bien adquirido. ¿En qué otro lugar podría suceder? En algún sitio en el que haya tanta abundancia económica que los autos, por caros y exclusivos que sean, son reemplazados por unos nuevos anualmente y nadie compra los usados.
No es fácil imaginar la situación en las que se puedan encontrar abandonados Ferrari, Porsche, Maserati, Rolls-Royce, Mercedes, Bentley y otras marcas por el estilo. Pero existe, y el motivo es más increíble que el cementerio en sí mismo.
Estamos hablando de Dubai, la ciudad más importante de los Emiratos Árabes Unidos, una de las más lujosas del mundo, sobre el Golfo Pérsico, a unos 150 kilómetros de Abu Dabi, la capital. En Dubai está la famosa torre Burj Khalifa, el edificio más alto del mundo, que mide 828 metros, tiene 163 pisos y 58 ascensores. Se comenzó a construir en 2004 y se inauguró en 2010 con una inversión cercana a los 4.000 millones de dólares.
Pero en Dubai, así como hay tanto dinero, también hay leyes muy estrictas, que muchas veces pueden terminar en trampas inconscientes para los soñadores. Y como el dinero trae más dinero, la idea de intentar vivir con tanto lujo y el poder económico como en ningún otro sitio del mundo es muy tentadora.
Con un nivel de ingresos muy alto, sacar un crédito para comprarse en poco tiempo el auto soñado desde la infancia o el nuevo súperauto de reciente lanzamiento, es realmente posible para muchos profesionales que llegan a buscar la buena vida que genera el petróleo. El problema viene cuando ese nivel de vida empieza a exigir más gastos, y como los préstamos son de fácil acceso, muchos los toman simplemente para seguir en ese mundo de fantasía. Pero si los ingresos no suben, esos lujos se ponen difíciles de sostener, y así como las penas por infracciones sociales o culturales son extremas, no pagar a tiempo una hipoteca o un crédito es considerado un delito.
Si tener el auto de tus sueños se hace imposible de mantener, lo mejor es abandonar el auto y el país, porque caer preso puede ser la peor pesadilla jamás imaginada. Entonces quedan ahí, sin dueño que los reclame, autos de lujo o deportivos de elite, a los que se suman los que también han dejado quiénes cometieron otros delitos como evasión de impuestos o contrabando, y los de los emires o multimillonarios que se cansan rápido y compran uno nuevo. El mercado del auto usado, en Dubai no existe.
El cementerio está en las afueras de la ciudad, en otra llamada Sharjah, una ciudad de un millón de habitantes que está a unos 20 kilómetros al norte de la imponencia de Dubai. En el lugar, existe un depósito al que llegan los autos que se han encontrados abandonados en las calles o también en los aeropuertos y las rutas. Muchos incluso en los desiertos adyacentes a las grandes y modernas ciudades de la UEA. Cuando un auto está estacionado varios días, la policía deja una advertencia, y si no hay respuesta, se lo traslada a Sharjah, donde deben ser reclamados por sus propietarios durante los siguientes 15 días. Y como eso casi nunca sucede porque esos autos ya no tienen un dueño presente, entonces salen a subastas periódicas, en las que nadie los compra y así se empiezan a amontonar.
¿Y por qué nadie los compra si en subasta se compran por poco dinero, tal vez el 50% de su valor? Porque en los Emiratos Árabes Unidos todos quienes pueden comprarlos, tienen el suyo, y si el negocio es adquirirlos para llevar a otro país, el costo y los trámites son tan engorrosos y lentos, que se terminará pagando el mismo precio que en el país al que se lo quiere exportar, con la salvedad de no tener que esperar tiempo, ni hacerle las reparaciones que la crudeza del desierto árabe les ha dejado sus huellas.
En conclusión, el cementerio ya no es uno sino varios, están saturados de autos de todo tipo, pero especialmente de autos de ensueño, y jamás tendrán un destinatario o dueño que los vuelva a conducir. Increíble, pero real.