Desesperado, el régimen terrorífico de Nicolás Maduro, envía más presos políticos a cárceles comunes. O, podemos verlo al revés: desesperado, el régimen vacía los centros de reclusión alternos a las cárceles comunes. De ese modo vació Ramo Verde, la cárcel militar que es un esputo humano en la bella ciudad de Los Teques, en Miranda. Hizo lo propio con La Tumba, y así…
¿Es esto una señal de paz y armonía? No. Para nada. Pretende esconder la intención que salta a la vista. No hay otra: buscan tapar sus atrocidades de tantos años. Desaparecer La Tumba del SEBIN, desaparecer los presos políticos de Ramo Verde o del INOF no esquiva los delitos cometidos contra la humanidad. Esos permanecerán indelebles. Venezuela lo sabe. El mundo democrático y libre lo sabe. Lo saben las organizaciones que luchan por los derechos humanos, los familiares de las víctimas, y los organismos que trabajan en el orbe por defender esos derechos fundamentales.
Uno se pregunta: ¿Hacia donde apuntan esas acciones? Apuntan a confundír a Michelle Bachelet y a la ONU; apuntan a enredar, especialmente, a Karim Khan, el fiscal de la Corte Penal Internacional que visitará Venezuela en los próximos días. Apuntan a hacernos creer a todos que el terror se acabó, porque los presos cambiaron de sitio. Porque las torturas cambien de sitio. Porque la sangre y la muerte mudan su lugar.
¿Desaparecen así los presos políticos? ¿Desaparecen los crimenes de lesa humanidad cometidos por el régimen, por colocar en otros lugares a los más sometidos por el poder? No. Allí siguen. La tortura, los tratos crueles y humillantes se mantienen; se profundizan.Tambien los riesgos para la salud. Se sabe la cantidad de enfermedades mortales que abundan en los centros penitenciarios, aunados al hacinamiento y la insalubridad. Los presos políticos están así más expuestos a morir sin que al régimen le importe sino su venganza contra ellos y la sociedad, sus rencores, sus resentimientos.
Cuando Karim Khan venga habrá que señalarle bien donde y como están y donde y como estuvieron los presos políticos en Venezuela. Donde se cometieron las atrocidades que tienen a la tiranía en la picota internacional. Con informes lapidarios emitidos por la ONU y la OEA. Suavizar vacíando cárceles improvisadas no esconderá la criminalidad de todos estos años. En la CPI ni en el mundo hay incautos. Pagarán sus crímenes. No hay modo de esconderlos. Están en las marcas de los individuos que los sufrieron, de la sociedad venezolana, de la humanidad completa y de la hustoria.