Lejos de imaginarse que iba a ser parte clave de uno de los grupos de investigaciones periodísticas más importantes del mundo, la periodista venezolana Emilia Díaz Struck comenzó su carrera simplemente con la pasión de la verdad y encontrar la manera de conseguir que la ciudadanía estuviese mejor informada.
Por Karen Sánchez / Voz de América
“No comencé haciendo periodismo pensando ‘yo quiero llegar a ser parte del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación’, sino más bien por una tarea de informar dentro de Venezuela y por una manera de salir de toda esa polarización, hacer un periodismo de investigación que proporcionara información a los ciudadanos para ayudar en su toma de decisiones, que saliese y que estuviese documentado”, dijo en entrevista con la Voz de América.
Su formación, cuenta, también estuvo influenciada por grandes maestros, colegas de América Latina y trabajos que, poco a poco, la fueron acercando a investigaciones muy grandes. Además de trabajar en el Instituto Prensa y Sociedad de Venezuela, comenzó a hacer colaboraciones y a participar en eventos del Consorcio, así como a asistir a talleres de la Fundación Gabo, actividades que comenzaron a conectarla con el mundo de la investigación periodística.
Recuerda que tuvo la oportunidad, con un par de colegas, de ofrecer un proyecto de investigación transfronteriza al Consorcio, aunque en ese entonces no trabajaba en un medio grande, “y fue la entrada”.
“Luego fui miembro y luego llegué a trabajar ya en estos roles que tengo hoy día”, como editora de investigación y coordinadora para América Latina, contó.
Fue reportera residente del New England Center for Investigative Reporting de la Universidad de Boston y CONNECTAS, y ha colaborado con medios como The Washington Post, la revista Poder y Negocios y los medios venezolanos El Universal, El Mundo y Armando.info, del cual es cofundadora. Fue profesora de periodismo en la Universidad Central de Venezuela y también ha sido facilitadora de talleres de periodismo de investigación, periodismo de datos y colaboraciones periodísticas en distintos países.
Desafíos del periodismo en Venezuela
Para Emilia, en su país aún existe una “gran generación de periodistas venezolanos que pelearon y siguen peleando por hacer periodismo independiente”.
Recuerda, por ejemplo, cómo hace algunos años participó en un trabajo que involucró a 35 periodistas venezolanos y que, a raíz de que algunos medios cambiaron de dueños, estos profesionales que se quedaron por fuera, comenzaron a emprender y a crear sus propios proyectos y a hacer resistencia “y querer seguir informando”, dice Emilia, lo que “forzó al emprendimiento”.
“Ha habido distintas etapas en el proceso del periodismo venezolano, pero al mismo tiempo hay muchos periodistas que están haciendo y que siguen trabajando aún con todas esas situaciones que en algunos casos buscan derivar en autocensura”, señaló.
En su caso, su mayor desafío como periodista es al mismo tiempo su mejor oportunidad porque, explicó, en las investigaciones “hay una cantidad de obstáculos y una cantidad de información que a veces te van a decir que no existe o no está. Y, para mí, ese gran desafío se convirtió en la gran oportunidad de cómo saber dónde está la información”. Para eso tuvo que aprender a buscar información en otros países, así como trabajar con otros y sumar destrezas.
Hitos periodísticos
Los Papeles de Panamá fueron el resultado de una investigación que derivó en el destape de los datos de alrededor 240.000 empresas con fondos en paraísos fiscales y que fue publicado por el Consorcio. Díaz Struck, que ya desde Venezuela formaba parte del ICIJ, calificó el trabajo como un “hito”, gracias a la participación de cientos de periodistas a nivel mundial.
“Si bien antes habíamos hecho otras investigaciones, convencer a la gente para trabajar en una colaboración era, bueno, había que explicar por qué tenemos que colaborar. Vi un nivel de colaboración que no había visto antes”, dijo.
En este momento, recuerda, se desarrolló una primera plataforma para buscar, de manera remota, la información que necesitaba cada periodista, pero no al nivel con el que se cuenta ahora.
Para ese entonces, se creó una cooperativa de búsquedas de investigación “en las que todo el mundo iba compartiendo tips”.
Esa complejidad demostró que “no es una tarea de una persona ni de un periodista en un país. Creció la red muchísimo. Terminamos en este momento más de 380 periodistas en cerca de 80 países”.
A esto se le suma, dice Emilia, la generosidad entre colegas: “Es una de las grandes lecciones, cómo gana el periodismo cuando se dejan los egos de lado”.
Todo esto trazó la lección de periodismo colaborativo que también significó los Papales de Pandora, en la que participaron más de 600 reporteros de todo el planeta, en 117 países, quienes analizaron casi 12 millones de documentos de 14 firmas de abogados. Emilia tuvo el privilegio de coordinar a los profesional de la región.
Para ella, necesitó “entender la misma cultura regional, entender las dinámicas en las que todo el mundo está trabajando y cómo comunicarnos”, así como dejar las reglas claras desde el principio y tejer una red de confianza.
“La situación de la libertad de prensa se ha deteriorado mucho en muchos países de la región y que a veces salga una información antes, puede poner en riesgo a un colega en cualquier país, y uno no quiere poner en riesgo al colega de ningún país, sino que queremos todos juntos llegar hasta el final”, dijo. Se trata de “entender que no soy yo el de la primicia, sino que la primicia la tenemos todos juntos”, agregó.
En América Latina, participaron más de 100 periodistas en 19 países de la región, a quienes, dice, respeta y admira profundamente.
“La capacidad de entender al otro y de ponerse en el lugar del otro, es clave “(…) como también que “no importa el tipo de medios sino que todos se traten como iguales”, “reconocer la labor de todos y tener en cuenta las situaciones de cada país para no poner en riesgo a ningún periodista”, explicó.
En América Latina, hay cada vez más gobiernos intentando “presionar y afectar la labor que hace el periodismo”, generando censura o desprestigiando su labor usando Fake News. También pasan legislaciones que buscar frenar las publicaciones. “Creo que el panorama, lamentablemente, está cada vez más complejo y eso hace cada vez más necesarias las colaboraciones”, agregó.
Aunque tiene una carrera periodística amplia y apremiante, dice que aún sueña con “seguir teniendo la posibilidad y los espacios de hacer ese periodismo independiente”, de seguir construyendo y tejiendo redes de trabajo con los colega.
En cuanto a Venezuela, confiesa que extraña a su gente, su ambiente, su clima y hasta la comida, y dice que si todo se conjuga en su vida, no descartaría regresar.
“Habría que ver dónde está mi vida en ese momento. Pero si es así, lógicamente pues tendría la posibilidad de volver y ver cómo se conjuga todo. Tengo mi corazón y mis patas en muchos lados en este momento, en parte está en Venezuela”, señala, y agrega que, ante la situación de su país, “la esperanza no se pierde”.