El papa Francisco ha criticado “el afán de lucro desmedido que condena a niños y a jóvenes al brutal yugo de la explotación laboral” y ha pedido más sensibilización y educación para que se acabe con esta realidad y que los menores sean protegidos.
La Oficina de Prensa del Vaticano informó hoy de que el papa ha transmitido este mensaje, firmado por el secretario de Estado vaticano, el cardenal Pietro Parolin, al director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Qu Dongyu, con motivo de la sesión inaugural del encuentro mundial sobre la erradicación del trabajo infantil en la agricultura.
En el mensaje, Francisco pide que de este foro “surja un potente clamor que reclame a las instancias internacionales y nacionales competentes que se defienda la serenidad y felicidad de los niños”.
“Han de multiplicarse las personas y las asociaciones que, a todos los niveles, se esfuercen para que el afán de lucro desmedido que condena a niños y jóvenes al brutal yugo de la explotación laboral ceda su puesto a la lógica del cuidado”, argumenta el pontífice argentino.
“En este sentido se requiere una obra de denuncia, de educación, de sensibilización, de convicción para que quienes no tienen escrúpulos de esclavizar a la infancia con cargas insoportables logren ver más lejos y más profundamente, venciendo el egoísmo y esa ansia de consumir compulsivamente que terminan por devorar el planeta, olvidando que sus recursos hay que preservarlos para las generaciones futuras”, añade.
El papa condena que la pandemia “ha empujado a un número creciente de menores a abandonar la escuela para caer en las garras de esta forma de esclavitud”, niños que acaban enfermando en muchas ocasiones por “las deplorables condiciones en las que han de desarrollar las tareas que vilmente se les exigen”.
“El trabajo infantil se convierte en un flagelo que hiere cruelmente la existencia digna y el desarrollo armónico de los más pequeños, limitando considerablemente sus oportunidades de futuro, ya que reduce y lastima su vida para satisfacer las necesidades productivas y lucrativas de los adultos”, asegura.
En el sector agrícola, este drama afecta a miles de niños que se ven obligados a “trabajar incansablemente, en condiciones agotadoras, precarias y degradantes, sufriendo maltratos, abusos y discriminación”, a veces con el permiso de sus padres, porque su contribución es fundamental para mantener económicamente a la familia.
En este sentido, Francisco hace un llamamiento a la comunidad internacional para que se ayude financieramente a las familias de los pequeños agricultores y sostiene que “la inversión más rentable que puede hacer la humanidad es la protección de la infancia”.
EFE