Desde hace un año y seis meses la rutina de Leonardo Laffee no varía: a las 6:00 de la mañana se pone el casco y toma su bicicleta para ir al trabajo. Es el medio de transporte que decidió utilizar tras la llegada de la pandemia por Covid-19 y el déficit de unidades de transporte público en la Gran Valencia.
Corresponsalía La Patilla
El trayecto desde su vivienda ubicada en la urbanización Lomas de Funval, al sur de Valencia, hasta su lugar de trabajo en El Viñedo, al norte de la capital carabobeña, es de unos 11 kilómetros. En los 40 minutos que dura el recorrido no hay espacio para la distracción. Cada uno de sus sentidos permanece en estado de alerta, debido a que los escenarios de peligro en la vía son una constante para los ciclistas urbanos.
Cuando Laffee comenzó a utilizar la bicicleta como medio de transporte, no sabía la exposición a accidentes que supone desplazarse en una ciudad que carece de ciclovías, y las leyes de tránsito terrestre no son respetadas por todos los conductores. Contó que durante las primeras semanas no consideró importante usar casco, pero al observar a diario varios conatos de choque, decidió comprarse el equipo de seguridad.
A su juicio, los conductores de otros vehículos ven al ciclista como un obstáculo y no como otro elemento del tránsito. “No somos un país que tenemos cultura de ciclismo urbano. Los conductores no respetan la distancia de un metro y medio entre el vehículo y el ciclista. Aquí te pueden pasar muy cerca, muy rápido, incluso te tocan corneta para que te apartes y no hay empatía, más bien hay indolencia y no ven que el ciclista no tiene un motor para arrancar la bicicleta, todo lo hace con sus piernas. Hace como un año, un motorizado arrancó y me chocó la bicicleta, yo pude esquivar y no recibí golpe en el cuerpo“, expresó.
La situación de Laffee se replica en diferentes rostros. De acuerdo a las estadísticas de la organización no gubernamental Ciclistas Urbanos de Carabobo, en los municipios de la Gran Valencia (Naguanagua, San Diego, Los Guayos, Libertador y Valencia) contabilizan diariamente entre uno y tres accidentes de tránsito menores donde resultan involucrados ciclistas.
El vocero de Ciclistas Urbanos de Carabobo, Edicson Leal, indicó que pese a que no manejan cifras oficiales, estiman que en lo que va de año se han registrado cerca de 400 accidentes viales en los que algún ciclista ha resultado afectado.
Ordenamiento urbanístico
Leal manifestó que tras la llegada de la pandemia por Covid-19 en marzo de 2020, el deterioro del sistema de transporte público y la escasez de gasolina en el estado, se incrementó el uso de la bicicleta como medio de transporte y, por lo tanto, aumentó la tasa de accidentes diarios. “Cuando un ciclista sufre un accidente, las familias no tienen respuesta para este tipo de situaciones. El incremento de ciclistas hace que ocurran más accidentes viales y todo esto por la falta de políticas públicas en las ciudades, en los municipios. Si existieran unas políticas públicas adecuadas al momento, se reduce el riesgo en las calles“, denunció.
Ante esto, el también especialista en gerencia de ciudades sostenibles señaló que se requiere que las autoridades implementen políticas públicas que garanticen la seguridad de los ciclistas y promuevan la movilidad sostenible. Explicó que para eso es necesario contar con ciclovías, semáforos operativos, infraestructura adecuada y reordenamiento de los espacios públicos en la ciudad.
“¿Cuál es el espacio que tiene el peatón? ¿Cuál es el espacio que tiene el ciclista? ¿Por dónde pasa el transporte público y por dónde pasa el carro? Si tú ordenas esto, tenemos una transformación urbana grandísima, y es lo que desde Ciclistas Urbanos de Carabobo proponemos: que los gobernantes, los tomadores de decisiones vean la gran oportunidad que es el ciclismo para la crisis de movilidad en nuestras ciudades. La avenida Bolívar de Valencia no tiene una ciclovía, cuando la cantidad de ciclistas que pasan por allí es enorme“, sostuvo.
Leal apuntó que adoptar la bicicleta como medio de transporte en la ciudad permitiría reducir las emisiones de gases contaminantes y tener una población más activa y saludable, pero aseguró que para eso se requiere regular las condiciones de circulación segura que pasan por iluminación y señalización en las avenidas, autopista y carreteras.
“El gremio de ciclistas siente que los gobernantes han perdido la oportunidad, han tenido una oportunidad de oro con la crisis de la gasolina, la crisis de transporte y la solución que era el ciclismo“, expresó.
El diputado a la Asamblea Nacional legítima por el estado Carabobo, Ángel Álvarez, lamentó que por la falta de ciclovías y ordenamiento jurídico, los ciudadanos tengan que exponerse a transportarse en bicicletas en una ciudad que carece de la infraestructura adecuada para tal fin.
Consideró que urge un viraje del sistema político y económico que permita avanzar hacia un modelo de transporte sostenible. “Son décadas de retraso, el mundo con paradas inteligentes, transporte integrado, coordinado con Wifi y las comodidades que merece cualquier ciudadano universal, y nosotros con más de cuatro décadas de retraso” expresó.
Ley de Promoción del Ciclismo Urbano
Leal detalló que introdujeron en la Asamblea Nacional un proyecto de Ley de Promoción de Uso de la Bicicleta como medio de transporte, que incluía mejoras en el área de seguridad ciudadana, seguridad vial, adoptar la bicicleta como instrumento económico en las ciudades, entre otros.
Aseveró que otro de los elementos que contempla el instrumento legal es la creación de “oficinas municipales de la bicicleta”, donde las autoridades locales trabajen de manera conjunta con organizaciones dedicadas a mejorar la movilidad sostenible.
El 3 de junio de 2021 inició la consulta pública de la Ley de Promoción del Ciclismo Urbano, propuesta aprobada en primera discusión el pasado 26 de mayo.
El vocero de Ciclistas Urbanos de Carabobo enfatizó que mientras no se desarrolle una vía exclusiva para los ciclistas, los peligros no van a cesar, por lo que recomendó a quienes usan el vehículo de dos ruedas utilizar siempre el casco como mecanismo de protección. Además, sugirió revisar constantemente los frenos, volante y condiciones de los cauchos para minimizar accidentes.
A los conductores de vehículos con motor, les exigió respetar el metro y medio de distancia que debe haber entre un ciclista y el vehículo. “Un ciclista es una vida y hay que cuidarlos. Si vas a pasar a un ciclista, no lo hagas pegado, es un llamado a la conciencia”, dijo.
Indicó que desde Ciclistas Urbanos de Carabobo realizan talleres en los colegios para orientar a los estudiantes sobre las leyes de tránsito y las medidas de prevención. Además, han implementado las “biciescuelas” para que las personas que están iniciándose en este medio de transporte sepan cómo reparar averías menores en el vehículo a dos ruedas.
Destacó que el objetivo de la ONG creada en 2012 es promover la bicicleta como herramienta de transformación urbana y como un medio de transporte inclusivo y sostenible para las ciudades.