Un estimado de 158 pacientes renales provenientes de varios municipios del estado Aragua corren el riesgo de morir cada vez que se va la luz en la unidad de diálisis del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS) del municipio Mariño, durante su tratamiento de hemodiálisis. Así lo reseñó Crónica UNO.
Gustavo Pacheco es paciente renal desde hace 12 años y cuenta que la planta eléctrica del servicio se dañó desde hace ocho meses.
“La reparación supera los 700 dólares y la dirección de la unidad ha admitido que no cuentan con los recursos para ello?, informó Pacheco.
La falta de energía eléctrica incide en el retraso o postergación de la diálisis que los pacientes deben recibir tres o dos veces por semana. Pero además les genera reacciones físicas y descompensación.
“Si se va la luz, a la media hora las máquinas se apagan y perdemos la diálisis. Si es un fin de semana es peligroso porque retenemos líquido?, explicó Pacheco.
Las interrupciones eléctricas ocurren de dos a tres veces por semana. A la fecha, la unidad de diálisis dependiente del IVSS atiende a un promedio de 25 pacientes por cada uno de los seis turnos que se distribuyen en dos días la semana. Muchos de los afectados provienen de otros municipios y en varias ocasiones han tenido que retornar a sus hogares sin someterse al tratamiento.
Carencias por doquier
Reconocen que en algunas ocasiones la alcaldía de Mariño ha gestionado ante Corpoelec el restablecimiento del servicio en la zona donde está ubicada la unidad para que los pacientes puedan recibir el tratamiento. Pero aun así estos señalan que son muchas las carencias que presenta el centro de salud.
Aquí no hay director médico, ni nefrólogos. Los pacientes son atendidos por unas seis enfermeras y por un médico que creemos es de medicina general?, comentó Elena Pantoja, esposa de un paciente.
El aire acondicionado no funciona en toda la unidad, que solo cuenta con dos tensiómetros. De los cuatro baños que existen apenas funciona uno, pero sin agua por tubería. A la par de esto, la unidad presenta el socavamiento del estacionamiento. De hecho, algunos familiares que llevan su vehículo no pueden estacionar en una gran área, pues el pavimento presenta fracturas.
Debajo del estacionamiento circulan aguas negras y de lluvia que vienen de una canal ubicada en la afueras de la unidad. Los familiares- cuenta Pantoja- deben permanecer afuera, con lluvia o sol, porque no les permiten estar ni siquiera en la sala de espera.
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