¿Qué pasará en Nicaragua tras la reelección de Daniel Ortega?

¿Qué pasará en Nicaragua tras la reelección de Daniel Ortega?

Un hombre pasa junto a una pancarta que promueve la candidatura del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, y su esposa y compañera de fórmula, Rosario Murillo, en Managua el 24 de septiembre de 2021.

 

Los resultados de las elecciones presidenciales en Nicaragua, donde Daniel Ortega se impondrá, según resultados preliminares, no serán reconocidos internacionalmente, resultarán en sanciones y desatarían una crisis en el país antes de terminar el mandato, aseguran expertos y observadores.

Por Alejandra Arredondo / Antoni Belchi / vozdeamerica.com

La mayor parte de la comunidad internacional considera que el proceso “no cumplía con las garantías democráticas”, después que Ortega encarcelara a decenas de opositores, entre ellos siete candidatos a la presidencia.

Michael Shifter, presidente de Diálogo Interamericano, un centro de pensamiento con sede en Washington, D.C., considera que la mayoría de los gobiernos no reconocerán los resultados de las elecciones en Nicaragua.

“No creo que Ortega vaya a obtener reconocimiento por parte de Europa, de Estados Unidos y, desde luego, tampoco de Latinoamérica”, dijo a Voz de América. “Se va aislar del resto del mundo”.

Shifter señaló que el mandatario nicaragüense, a pesar de ser consciente de las críticas desde el exterior, está dispuesto a “aguantarlas” y “no va a moderarse ni a ser menos dictatorial”.

“Creo que Ortega está completamente determinado a mantener su control y a no permitir ningún desafío a su mandato. Esa es la fórmula que ha mantenido y, hasta ahora, ha sobrevivido”, sostuvo.

El analista político nicaragüense exiliado en Costa Rica Enrique Sáenz dijo que otros cinco años más de gobierno de Ortega podrían agravar la situación de los ciudadanos en ese país con una nueva crisis.

Según Sáenz, con su reelección Ortega no conseguirá apoyo popular, sino “prolongar por un tiempo su permanencia en el poder”, lo cual desembocará en una crisis antes de que cumpla su mandato.

“Esta crisis va a detonar más tarde o temprano, pero ciertamente no en cinco años”, dijo Sáenz. “No sabemos cuando, pero lo que sí sabemos es que Ortega no dispone de ningún instrumento para contener ni la crisis política, ni la de ámbito internacional, ni la económica”, agregó.

Patrick Ventrell, director de la Oficina de Asuntos Centroamericanos del Departamento de Estado, advirtió que Ortega está “decidido a mantenerse en el poder a cualquier precio”, incluso si eso le obliga a “aferrarse a las fuerzas militares” para garantizar su gobierno.

“Estamos entrando en un estado en el que hay una dictadura y tendremos que responder”, avisó Ventrell.

Se esperan más sanciones de EE. UU.

El alto funcionario estadounidense señaló que la Ley de Reforzamiento de la Adherencia de Nicaragua a las Condiciones para la Reforma Electoral, conocida como ley Renacer, debe servir para presionar aún más a Ortega.

La ley fue aprobada por el Congreso de EE. UU. y está a la espera de la firma del presidente Joe Biden.

Esta ley “no solo permite que las autoridades de EE. UU. impongan más sanciones, sino que también contempla algo que falta en la región desde hace muchos años y no solo en el caso de Nicaragua, también de Venezuela” (…) “alinear la estrategia diplomática con las sanciones económicas”, prosiguió.

Shifter, de Diálogo Interamericano, aseguró que EE. UU. va a imponer sanciones económicas y a revisar la membresía de Nicaragua en el Tratado de Libre Comercio entre Centroamérica y Estados Unidos (CAFTA).

Para Ventrel, “Estados Unidos ya impuso algunas sanciones y Daniel Ortega siguió haciendo lo que quiso. Entonces, el tema de la estrategia diplomática creo que será lo más importante en los días posteriores”, agregó.

Las sanciones pueden provocar un aumento de las migraciones

El funcionario de Estados Unidos señaló que más de 100.000 nicaragüenses han salido del país desde el 20 de abril de 2018, cuando se desataron las históricas protestas sociales y se intensificó la represión por parte del oficialismo.

“Si Ortega decide quedarse en el poder y se imponen sanciones económicas, la situación económica dentro de Nicaragua se va a agravar, lo que significa básicamente que las personas estarán tratando de escapar de esta situación”, alertó Ventrell.

Estados Unidos ya está viendo una tendencia: “Seis de cada 10 nicaragüenses se están trasladando a la frontera sur de EE. UU. Eso significará más presión sobre las políticas migratorias de Biden y más presión sobre los planes para hacer algo en el Triángulo Norte”.

Ventrell insistió en la necesidad de diseñar planes estratégicos para estar preparados ante un posible aumento de las migraciones.

El presidente de Diálogo Interamericano admitió “ser escéptico” respecto al impacto que puedan tener las sanciones y otras medidas de presión al Gobierno de Ortega ya que, como dijo Ventrell, eso “puede que solo sirva para agravar la crisis humanitaria en el país”.

“Podría llevar a más migración hacia EE. UU. y no afectar para nada el comportamiento de Ortega”, opinó.

“La regla debería ser no imponer sanciones si van a empobrecer a la población, ya que eso es lo que ha pasado en Venezuela y también con Cuba”, manifestó Shifter, y agregó que las sanciones no son “muy buenas en este hemisferio en términos de que contribuyan a la democratización”.

“La farsa electoral” en Nicaragua

El director para las Américas de Human Rights Watch (HRW), José Miguel Vivanco, insistió en que “las elecciones en Nicaragua son una farsa” en tanto que, desde finales de mayo, “el régimen ha detenido y procesado arbitrariamente a 39 críticos del gobierno, la mayoría de ellos por ‘traición a la patria’, incluidos siete candidatos presidenciales”.

“Ortega ejerce el control de todos los poderes, incluyendo la Asamblea Nacional, los tribunales y el Consejo Supremo Electoral. Las instituciones del estado son utilizadas para reprimir y castigar a cualquiera que sea percibido como crítico y garantizar la impunidad de Ortega”, comentó.

Vivanco denunció que “Ortega asume su cuarto mandato consecutivo a fuerza de represión, censura y miedo”, por lo que es “fundamental” aumentar la presión de la comunidad internacional “para exigir la liberación de los presos políticos, y que se restablezca la democracia en Nicaragua”.

 

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