El evento electoral regional de este 21 de noviembre de 2021, ha tenido una connotación nacional e internacional que ha obligado a muchos líderes tanto de América y Europa a fijar posición con respecto a su realización. Algunos han llegado a declarar que es una farsa más, una simulación y un probable acto de fraude electoral, por la forma y el fondo en que se ha convocado y quien lo convoca. Es decir, organismos e instituciones írritas e ilegítimas que usurpan las funciones propias del gobierno de Venezuela.
Un posible escenario de este evento del 21 de noviembre lo constituye la abstención que en términos cuantitativos es de suma importancia, producto de la gran frustración de no ver el cambio de régimen político en el país y en consecuencia la continuidad de esta desastrosa gestión pública de Nicolás Maduro, que ha generado una emergencia humanitaria compleja que se manifiesta en el hambre, la miseria, el colapso de los servicios públicos, una brutal pobreza con la destrucción de nuestro signo monetario y la hiperinflación más grande del planeta. Por ello, hay que respetar a aquellos que manifiestan razones para no votar, porque consideran que este evento regional no resuelve el problema y que solo pueden hacerlo la realización de elecciones presidenciales y a la Asamblea Nacional (AN), libres, transparentes y verificables.
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De manera paralela al desarrollo del proceso del 21 de noviembre, campaña electoral incluida, se han dado un conjunto de hechos que han causado un gran impacto en la colectividad venezolana, pero que también han trascendido nuestras fronteras.
Hay que empezar por lo más reciente, la visita a Venezuela del Fiscal de la Corte Penal Internacional, Karim Khan, durante la cual frente a Maduro y sus principales colaboradores comunicó que el Caso Venezuela pasa de la fase preliminar a la de investigación por los presuntos crímenes de lesa humanidad y violación sistemática de los derechos humanos que se han cometido, que era lo que esperaban las víctimas, sus familiares y la mayoria de los venezolanos.
Al suceso antes señalado hay que sumar la extradición de Cabo Verde a los Estados Unidos del empresario colombiano Alex Saab y las anunciadas del exjefe de la Inteligencia del régimen chavista, Hugo “El Pollo” Carvajal, y de Claudia Patricia Díaz Guillén, exTesorera Nacional, exsecretaria del Fondo de Desarrollo (Fonden) y quien fuera además enfermera personal del extinto Hugo Chávez. Carvajal y Díaz. desde España, irán a suelo estadounidense para encarar a la justicia.
Maduro y sus adláteres no han podido ocultar sus temores de lo que puedan decir estos personajes a los investigadores de EE.UU., sobre los cargos que enfrentan, entre ellos lavado de dinero, corrupción, tráfico de influencias, etc. En el caso de Saab trataron de impedirlo por todos medios con base en triquiñuelas y gastaron de manera infructuosa millones de dólares en su defensa, recursos financieros provenientes del erario público nacional, es decir, de todos los venezolanos, según han denunciado fuentes confiables a través de los medios de comunicación social.
Pero no es todo. Las perspectivas económicas para el 2022, que está a la vuelta de la esquina, agrava aún más la condición del régimen. Cabe destacar que organismos y expertos en la materia no estiman un panorama halagador para el año venidero.
Para darnos una idea clara de la precaria situación actual del gobierno usurpador, hay que decir que hemos recibido muchas denuncias de empleados públicos que optaron por jubilarse desde hace meses y afirman que ahora los llaman para que regresen al trabajo, porque no tienen cómo cancelar los emolumentos y demás beneficios sociales de carácter remunerativo que les corresponden, en clara violación a las leyes que rigen esta materia. Lo peor es que ni siquiera les informan la fecha en que podrían pagar.
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Cuenta regresiva
Frente a los escenarios antes descritos ya se presenta la cuenta regresiva para el evento electoral del 21N. En primer término hay que decir que la oposición está inscrita para correr y debe hacerlo, aunque con todas las reservas del caso porque condiciones no hay, pero asumiendo que el voto será un acto de rebeldía. como una forma de expresión para volver a repetir el famoso concepto del “voto castigo”, que se hará efectivo mediante la tarjeta insigne de la oposición verdadera, que no es otra que la de “la manito”.
¿Para qué salir a votar? Esa es la gran pregunta que se han hecho los que han decidido salir a expresarse en las máquinas de votación y los que no. En este punto podemos decir que estamos frente a un paradigma electoral, porque es el modelo democrático, la norma que nos presenta la constitución para el cambio político y que se ejerce a través del sufragio.
Algunos pueden decir que votar sin condiciones no es coherente y la coherencia es una de las características principales de un paradigma, pero si analizamos las perspectivas favorables que nos ofrece hacerlo, se puede concluir que vale la pena. Vamos a decir por qué.
Entendemos que el centro de gravedad para la salvación de Venezuela, que pasa por sacarla de la crisis profunda y sistémica, se encuentra en las negociaciones de México, desde donde se opera la institucionalización del país para resolver lo político, que son las elecciones presidenciales y parlamentarias.
El ejercicio cívico del 21N, en consecuencia, ayudará a visualizar las fortalezas y debilidades de ambos lados de cara precisamente a esas elecciones presidenciales y parlamentarias que están por venir. Pero además, por lo anterior, en lo que resta de campaña electoral es importante promocionar y difundir el Acuerdo de Salvación Nacional propuesto por el presidente Juan Guaidó, porque en esa base se apoya el proceso de negociación de México.
Por lo tanto, se impone aprovechar el momento y demostrar ante los ojos de los observadores internacionales, en especial de la Unión Europea, los abusos y el ventajismo del régimen para beneficiar a los candidatos de Maduro (Psuv). Como ejemplo citamos la actuación sesgada y fuera de su rol del Plan República, los llamados puntos rojos, la utilización de los medios de comunicación del Estado que son la mayoría del país por la hegemonía comunicacional que han impuesto, la utilización de los recursos financieros y de bienes del Estado, atropellos a los testigos y miembros de mesa de la oposición, etc. Esto va a suceder, no nos cabe la menor duda, y en el caso de los observadores de la Unión Europea ¿qué van a decir en su informe después? ¿Serán actores ciegos, sordos y mudos de este proceso? No lo sabemos, pero tengan la seguridad que ellos también serán monitoreados por la comunidad internacional.
Por otro lado, el evento electoral del 21N puede ser tomado por los partidos políticos como un ejercicio de preparación en el plano de organización para las elecciones presidenciales y parlamentarias, pues les permitirán tener bien engrasadas y afinadas sus maquinarias electorales y un personal humano más y mejor preparado para esos comicios.
Y fíjense bien, ya el evento electoral del 21N nos dejó una enseñanza: desde ya sabemos que el único medio para legitimar el candidato presidencial son unas primarias, pero antes los partidos políticos deben ir a elecciones internas para legitimar sus cuadros directivos. La democracia debe entrar por casa y es lo que esperan los ciudadanos del país.
La piedra en el zapato
Por último, hay otro factor importante en el proceso político que vivimos y que se proyecta luego del 21N. Estamos hablando del día después y más allá, en ese camino para recuperar la democracia y reinstitucionalizar al país, con sólidas bases de justicia, lo que es imposible si Maduro sigue instalado en Miraflores.
En esta instancia de lucha hay que resaltar la consolidación del Presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó, como el auténtico y más reconocido líder de la oposición del país, visto tanto en el plano nacional como en el internacional, gústele a quién le guste y duelale a quien le duela, por lo que todo apunta que su continuidad será un hecho el 4 de enero de 2022.
Así ha quedado demostrado en las recientes manifestaciones de apoyo que ha recibido el presidente encargado de las fuerzas vivas del país, gremios profesionales y de venezolanos en general, quienes se mantienen firmes y por completo alineados con su propuesta de Acuerdo de Salvación Nacional. Eso es en lo interno, pero también ha sido contundente el respaldo que ha recibido el mandatario legítimo del país de las principales potencias democráticas del orbe.
Juan Guaidó, por todo lo anterior, sigue siendo y será la piedra en el zapato del régimen de Nicolás Maduro, al que no le quedará más remedio que enfrentar la realidad política venezolana, que se traduce en más de un 80% de los ciudadanos que no quieren que siga usurpando el poder, por lo que las elecciones libres, transparentes y verificables por las que tanto han trabajado Guaidó y los diputados a la AN electa en 2015, se asoman en el horizonte del renacer de la democracia venezolana.
Dr. Rafael Veloz García, diputado a la Asamblea Nacional y al Parlasur electo en 2015 y expresidente de la Federación Interamericana de Abogados (FIA), miembro de la dirección nacional de Voluntad Popular.