La vida de Becca Smith de un segundo a otro dio un giro inesperado. Es atleta y apasionada del gimnasio, tiene 29 años y vive en Reino Unido. Un día, con conocimiento de su cuerpo, sintió un dolor de espalda y dio por sentado que se había deslizado el disco. Así fue al médico y el panorama fue mucho mas negro de lo que pensaba.
Por: Crónica
Le diagnosticaron cáncer de pulmón terminal. La joven recibió un balde de agua fría y no solo tuvo que asmilar portar la enfermedad, sino enterarse que le quedan dos semanas de vida. Si bien el año pasado fue internada de emergencia en el hospital tras perder la vista por segunda vez, no había tenido indicios de un cáncer. Por lo tanto, un dolor de espalda jamás podría ser considerado una alarma.
Pero con el tiempo los dolores de espalda y las migrañas comenzaron a ser reiterativas. Fue por esto que tuvo que abandonar sus estudios de yoga en la ciudad de Leeds, ubicado en el condado de Yorkshire, y los entrenamientos de fuerza. Cuando llegó al médico para obtener un parte de su estado de salud, la retuvieron por cinco días para realizarle pruebas, resonancias magnéticas, tomografías computarizadas y hasta una biopsia de espalda. En ese entonces no podía ponerse de pie por su cuenta y necesitó respiración artificial.
En diálogo con el portal New York Post, declaró: “Recuerdo que dos médicos se me acercaron. Cerraron las cortinas, sentía una sensación en el estómago. Solo sabía que algo no estaba bien”. En un momento, uno de los médicos entro por la puerta de su cuarto y le dio la trágica noticia: tenía cáncer de pulmón en etapa 4 (se había extendido desde sus pulmones hasta su columna vertebral, cerebro y cráneo).
“Recuerdo que llamé a mi mamá y le dije que venga al hospital. ‘Es cáncer’, le gritaba”, expresó. “Mi papá se tiró al suelo, mi mamá gritaba, yo gritaba. Recuerdo que le dije a mi mamá: ‘Por favor, no me dejes morir’”, añadió Becca. Después de muchos cuidados en una clínica privada, fue trasladada a su casa con cuidados paliativos y, a pesar de que empezó el encierro, “amigos y familiares viajaron para estar junto a mi cama para despedirse”, narró.
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