La adicción al sexo es una condición que se asocia a la existencia de impulsos incontrolables y pensamientos que interfieren en la vida personal y laboral de quienes padecen este trastorno. Los testimonios en primera persona dan cuenta de un problema que afecta a cientos de hombres y mujeres que buscan ayuda al detectar que su comportamiento sexual se torna compulsivo. Así lo reseñó MDZ Online.
Las adicciones referidas a los comportamientos no son químicas, sino que suponen una dependencia que pueden implicar una variedad amplia de conductas que afectan considerablemente la vida de quienes las padecen. La clave está en identificar el problema y buscar ayuda profesional antes de que la adicción tome el control de la situación. Un gran número de adictos sexuales explican que la condición de dependencia ha sido un proceso progresivo.
Carlos es adicto al sexo en tratamiento. Es ingeniero, está casado desde hace 7 años y desde hace 5 asiste a las reuniones virtuales o presenciales que organiza la Asociación Sexo Adictos Anónimos (ASA), gracias al consejo de su esposa que encontró esta alternativa luego de tomar conocimiento del problema que lo afectaba. “Mi mujer muchas veces con firmeza, otras no tanto, me ayuda para que no entre en mis conductas adictivas que, en mi caso, son el consumo de pornografía, masturbación compulsiva con y sin material XXX, entre otras conductas”, contó.
“Esta adicción es demasiado cruel, si eres alcohólico a lo sumo te dicen que eres un borracho, si eres adicto al juego, te tildan de timbero, pero con esta adicción, te dicen que eres un degenerado, un violador o algo semejante, y no… no somos eso… somos personas enfermas que lo pasamos muy mal”, destacó Carlos.
El tratamiento de esta adicción conlleva cambios y cuidados a tener en cuenta relacionados a la vida cotidiana ya que existen innumerables situaciones que pueden ser disparadores. Tal es el caso de las publicidades sexualizadas en la vía pública. “Hemos dejado de ir a comprar ropa interior pues las fotos de las modelos me pueden hacer volver a esas conductas, no vemos series o películas que tengan escenas sexualizadas o eróticas, no usamos lenguaje sexualizado. Para vender una aspirina aparece una modelo en bikini caminando sensualmente…gente con muy poca ropa y en poses sugerentes. Todo eso es un caldo de cultivo muy importante, para mí al menos…”, explicó.
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