Armando Info: Expulsado con la muerte a cuestas

Armando Info: Expulsado con la muerte a cuestas

Una joven pareja de los llanos centrales venezolanos intenta desde 2020 llegar a Ecuador atravesando Colombia. Pero todas las rutas los conducen a la desgracia: ya han dejado dos hijas enterradas en el camino. El destino todavía les jugó una mala pasada cuando al padre lo acusaron de participar en el bloqueo de una carretera y las autoridades lo expulsaron sin miramientos.

Por Catalina Lobo-Guerrero /  armando.info





Hay palabras que funcionan como códigos secretos, talismanes o bastones de apoyo en travesías peligrosas. La que utilizan los caminantes venezolanos en las carreteras es un sinónimo de “familia” o de “comunidad”. No conviene revelar el término preciso, porque es lo primero que gritan al trepar a las tractomulas para que los demás migrantes sepan que son de los mismos y no de los otros: los colombianos que los discriminan y atracan en la ruta. “Familia”, dicen rápido, para calmar el nerviosismo de los viajeros y reconocerse como miembros de una misma tribu ambulante.

Durante los primeros años del éxodo venezolano hacia el resto de países de la región, la mayoría de caminantes eran hombres jóvenes. Pero poco a poco empezaron a verse más mujeres recorriendo el borde de la vía, más parejas, más familias con niños pequeños. Algunos ya daban sus propios pasos, otros iban en coches o en las panzas redondas de sus mamás, que buscaban parir en un lugar mejor.

Subir y bajar cordilleras andinas no es lo más recomendable para una mujer encinta. Pero tampoco conviene quedarse en un país donde las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) hacen limpieza social en los barrios populares y no hay con qué alimentar a dos niños, y a otro que viene en camino. Por esos motivos, Chamita y el El Negro –como se dicen cariñosamente– decidieron emigrar cuando ella iba por el quinto mes de embarazo.

Tenían muchas dudas y poca experiencia. Ella recién había cumplido 21 años y él 23. No sabían cuánto tardarían en llegar a Ecuador, donde vivía un primo de él que le ofreció trabajo como asistente de conductor de camión. Pero sí sabían que tenían que irse juntos. La familia era lo más importante, quizás porque había sido algo tan esquivo para ambos, desde niños.
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