En el informe anual de “Perspectivas de la Economía Mundial 2021”, presentado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) en octubre de este año, se ha estimado que la economía venezolana registrará una caída del Producto Interno Bruto (PIB) de 5% este año. Esta revisión contrasta con la previsión inicial del mes de abril, donde se preveía que la contracción del PIB sería de 10%. La estimación más reciente del FMI coincide con la publicada por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe
(CEPAL) en un su ”Estudio Económico para 2021” del mes de agosto, donde la caída estimada para Venezuela era de 4%.
En un contexto de moderada expansión para la región de América Latina y el Caribe, marcado por un crecimiento estimado por la CEPAL de 5,9%, la contracción venezolana luce singular y se une a la profunda depresión que suma siete años ininterrumpidos de retroceso productivo. Desde luego, a lo largo del año 2020 y en gran parte en 2021, los efectos de la pandemia sobre el ritmo de actividad económica fueron severos debido a las medidas de confinamiento, y en el caso de Venezuela, se concretan además otros factores, entre los que destacan: el colapso de la producción de crudo, en gran medida agravada por los efectos de las sanciones comerciales y petroleras de los EE.UU.; la caída del consumo asociada a la dramática pérdida del poder adquisitivo del bolívar; la ausencia de inversión pública y privada, el colapso del mercado de crédito movido por un espectacular encaje sobre la banca, y el desvanecimiento de las capacidades del Estado para servir como motor
para la estabilización.
Aunque no hay datos oficiales disponibles para determinar que ha venido pasando con la actividad
económica interna a lo largo del año2021, el indicador de actividad económica mensual que calcula el Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF) registró para la economía venezolana una contracción de 2,7%durante los primeros 9 meses de 2021 con respecto a los primeros nueves
meses del año anterior. Sin embargo, en términos trimestrales y para el tercer trimestre del año se destaca un crecimiento de la actividad económica de 9,4%, con respecto al tercer trimestre de 2020. Se constata además cierta recuperación de la producción petrolera, muy a pesar del difícil contexto que tiene Venezuela para comercializar crudo petrolero en el mercado internacional y del grave deterioro de la capacidad de producción de la industria petrolera.
De una producción de 367 mil b/d registrada en octubre de 2020, la producción de crudo, según fuentes secundarias, pasó a 534 mil b/d, lo que significa un incremento interanual de 45,5%. Estratagemas para evitar la detección y las sanciones incluyen transferencias de barco a barco, la creación de empresas fantasmas, señales satelitales silenciadas y operaciones de dopaje de crudo (doping) con aditivos químicos para cambiar su nombre en la documentación, y no dejar rastro de sus orígenes venezolanos. El principal mercado para el crudo venezolano hoy es China. En el sector no petrolero, el aumento de la informalidad tanto en la actividad empresarial como en el mercado de trabajo a raíz del cierre de empresas formales, y como consecuencia igual de la pandemia, es conspicuo. En paralelo a esta rápida transformación estructural ha seguido un notable incremento en la dolarización de la economía y, de hecho, la dolarización de los sueldos y salarios parece irrumpir como una nueva fase del proceso espontáneo de la dolarización de la economía.
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— Academia Nacional de Ciencias Económicas (@ANCEVenezuela) December 3, 2021