Para que una casa luzca como nueva es importante todo detalle, como por ejemplo, que las paredes de la vivienda no presenten manchas o la inevitable acumulación de suciedad con el tiempo. Así lo reseñó 20Minutos.
Cuando esto ocurre, lo habitual es recurrir a la solución más tradicional: pintar la casa. Esta tarea, no obstante, suele ser un engorro: si lo haces por tu cuenta, además del gasto en pintura, tienes que mover muebles, cuadros, cubrir el suelo para evitar manchas…
Si por el contrario contratas a un equipo de pintores para que se encarguen del trabajo, la factura se te puede ir por las nubes y al final, aunque te ahorres el trabajo el engorro en casa es el mismo.
Pero existen trucos caseros para mantener unas paredes blancas relucientes y como nuevas, dignas de una casa recién estrenada, sin necesidad de recurrir al molesto proceso de repintado.
Para ello basta con mezclar agua y lejía, aunque se puede añadir, si se desea, un par de cucharadas de pintura blanca. Mezclamos bien los ingredientes y con ayuda de un paño, frotamos la pared que deseemos limpiar.
Aunque puede que el efecto no sea inmediato, en cuanto la pared se seque se podrá observar que la mezcla ha hecho su trabajo y la pared vuelve a lucir como si estuviera recién pintada.
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