Ednodio Quintero es uno de los escritores más prolíficos que enarbola a nuestro país. Su pasión nipona, la dedicación a años de estudios en la literatura oriental, junto a una trayectoria inigualable en la narrativa contemporánea lo hizo merecedor de la Orden del Sol Naciente, Rayos Dorados con Roseta, condecoración única otorgada por el emperador japonés Naruhito.
El reconocimiento simboliza un importante aporte al destacar su contribución a la promoción del intercambio académico y la comprensión mutua entre Venezuela y Japón. Pero su trayectoria es más que este afamado distintivo, pues en su currículum también hay alrededor de 30 libros de cuentos, novelas y ensayos. Pero, ¿qué hay más allá de este honorable novelista?
Por: Elizabeth Gutiérrez y Luis Eduardo Martínez | lapatilla.com
Ednodio, nacido en tierras andinas, comentó que inició sus acercamientos a la cultura nipona a través del cine de Akira Kurosawa y de la lectura temprana de Ryunosuke Akutagawa, Junichiro Tanizaki, Yasunari Kawabata y Yukio Mishima. Es así como en 1994, comenzó a dar clases de literatura japonesa en la Escuela de Letras de la Universidad de Los Andes. Destacó que previamente había escrito artículos en periódicos y revistas sobre autores japoneses.
Catalogado en diversas oportunidades como uno de los mejores cuentistas americanos del momento, Quintero tiene un repertorio donde sobresalen obras como La danza del jaguar, Cabeza de cabra, El combate, El sur, Cuentos salvajes, pero a pesar de que ha sido comparado con célebres autores como Horacio Quiroga, Julio Cortázar, Juan Rulfo, Jorge Luis Borges y otros más, no siente que haya tenido una influencia de algún escritor en particular, sino que más bien adquirió saberes como un lector omnívoro. “Igual tengo influencias de Kafka que de Kôbô Abe”, dijo.
“Todo lo que lees influye en lo que escribes. Se aprende a escribir de la misma manera que se aprende a hablar, es decir, imitando las voces de nuestros padres y maestros. Más tarde encuentras tu propia voz. Me sucedió con Cortázar. Me fascinaban sus cuentos, en particular ‘La noche boca arriba’. Siempre quise escribir algo parecido, pero ese cuento ya estaba escrito. Sin embargo, logré escribir cuentos notables. Creo que a partir de mi primera novela, ‘La danza del jaguar’, encontré mi propio estilo”, relató.
Y fue justamente aquella novela la que representó un mayor reto para él. “Para mí fue una especie de tour de force”, ya que exigió un gran esfuerzo y una demostración de fuerza para poder culminarla.
No obstante, este japonólogo se ha destacado por aportar el lenguaje literario propio del español a las traducciones realizadas por el doctor Ryukichi Terao de obras japonesas, pero reconoce que la literatura latinoamericana y la nipona son universos y maneras de ver el mundo muy diferentes, por lo cual se asemejan muy poco o casi nada entre sí.
En noviembre de este año, la labor académica del cuentista venezolano fue laureada con la Orden del Sol Naciente, Rayos Dorados con Roseta, promovida desde 1875 por el emperador Meiji. Sobre el mencionado reconocimiento, Quintero presumió: “Significó una sorpresa, un gran honor y una inmensa alegría”.
Aunque este no es el primer distintivo que obtiene el profesor. Anteriormente, en 2006, la Universidad de Los Andes le otorgó la Condecoración Bicentenaria “Fray Juan Ramos de Lora”.
“Siempre regreso a mis orígenes”
La vida de Ednodio Quintero está escrita en distintos géneros y entornos, aunque su escenario protagonista siempre será uno: Venezuela. “Me siento muy orgulloso de haber nacido en un lugar agreste de la alta montaña. Viví en aquellas tierras ásperas y frías hasta los seis años. Dicen que todo lo que experimentamos a esa edad define nuestra personalidad. Pasé un año entero en Ciudad de México, dos años en Tokio, temporadas largas en París, Madrid, Barcelona. Viajé por África, Norte y Suramérica. Siempre regreso a mis orígenes”.
En cuanto a sus nuevas obras, Ednodio nos adelantó: “Escribo como un descosido. Trabajo en varios frentes. Le doy prioridad a un escrito autobiográfico en clave de ficción que he titulado ‘Últimos días en el planeta Tierra’.