Diem Boyd estaba sentada afuera de un restaurante del barrio de Greenwich Village de Nueva York en septiembre, cuando una manada de ratas corrió apresuradamente entre sus pies.
Por BBC
“En pocos segundos todos dimos un salto”, dice. “Perdimos el apetito”.
Todo el mundo en Nueva York tiene una historia similar que contar, explica. “Estamos pasando por una completa y total explosión de ratas”.
“Las ves cuando sales de noche”, coincide Deborah González, que, como Diem, vive en la zona sudeste de Manhattan. “Cuando caminas por esta cuadra las ves corriendo de un lado a otro”.
Es difícil calcular las cifras precisas, pero las llamadas a la línea de quejas de la ciudad de Nueva York que mencionan roedores han aumentado marcadamente este año: están un 15% por encima de los niveles previos a la pandemia.
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