Es sabido que la mayor influencia en nuestro conocimiento de Roma no proviene de Edward Gibbon, Theodor Mommsen, Pierre Grimal o Adrian Goldsworthy, sino de los Monty Python: del anónimo terrorista judío que enumera lo que los romanos han hecho por nosotros en la divertida película La vida de Brian (1979) y que se ha convertido en el decálogo de la romanización.
Por La Nación
Hay, sin embargo, mucho que añadir a la lista de acueductos, carreteras, idioma, derecho… Y algunas otras cosas sorprendentes que debemos a los romanos, como las piscifactorías, los envases no retornables, los bomberos, las isletas de peatones, la comida rápida o el biquini, por no hablar del striptease (nudatio mimarium), las enumera en un libro que constituye su primera incursión en la divulgación la historiadora Isabel Rodà, catedrática emérita de Arqueología de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), reconocida epigrafista y exdirectora del Instituto Catalán de Arqueología Clásica (ICAC), del que continúa formando parte.
Rodà, de 73 años, considerada la Mary Beard catalana por su largo empeño en estudiar y difundir la historia y el patrimonio romanos, y por la altura y amplitud de sus conocimientos (es capaz de determinar de qué cantera antigua salió un mármol solo con verlo), recoge toda una serie de interesantísimas y entretenidas cuestiones en Ahir Roma, avui nosaltres, recién publicado por Destino (de momento solo disponible en catalán).
“Nunca había hecho un libro de divulgación, sin notas ni bibliografía, y me siento un poco rara”, dice Rodà ante un aperitivo (digamos un prandium) en su casa en el que únicamente faltan el garum, los lirones rellenos y las lenguas de pavo real. Tampoco hay ostras ni caracoles y al decirle que es todo un detalle para no hacer elegir al comensal, ríe con ganas.
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