El pueblo de Venezuela tiene razones para sentirse tranquilo y para alimentar su fe y su esperanza de alcanzar el futuro que nos merecemos. La ratificación a la continuidad de Juan Guaidó como Presidente encargado de la República y de la legítima Asamblea Nacional (AN) electa en 2015 no solo son factores acelerantes que mantienen muy viva la llama de la institucionalidad y la del espíritu de la letra constitucional, sino que nos permiten seguir navegando hacia el supremo objetivo de lograr las elecciones libres, justas y verificables presidenciales y a la AN que anhelamos, por ser las vías para recuperar la democracia y para actuar de manera efectiva ante la grave crisis humanitaria compleja del país.
En este punto hay que recordar que son dos procesos electorales que están en mora desde 2018 y 2020, porque sabemos y lo sabe el mundo libre, que las realizadas por el régimen en esos años no se ajustaron a lo establecido en la constitución vigente y por lo tanto son inválidas por ser fraudulentas.
Vayamos ahora a los hechos políticos que aclaran el panorama, tras un diciembre lleno de incertidumbre.
El pasado 3 de enero, la plenaria de la AN aprobó la continuidad por 12 meses más (hasta el 31 de diciembre 2022), luego de reformar el Estatuto que Rige la Transición a la Democracia. “Se suprime el centro de Gobierno y otras instancias gubernamentales; el presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, actúa como presidente encargado de la República a los efectos de la defensa de la democracia y a los efectos de la protección de los activos de Venezuela alrededor del mundo”, destacó ese día el parlamentario Juan Pablo Guanipa, vicepresidente de la AN.
Guaidó agregaría: “Es una reforma que representa, en este momento, poder no solamente rendir cuentas de manera más transparente al país, sino ser más ágiles”.
Posteriormente, este miércoles 5 de enero de 2022, se inició de manera oficial el nuevo período de sesiones de la legítima AN electa en 2015. Hay aspectos dignos de resaltar en el discurso pronunciado por Guaidó durante la sesión realizada en el Parque Morichal de Prados del Este en Caracas. Allí el presidente encargado advirtió que “ya basta de la pugna por quién va a ser el candidato presidencial, ya basta, guarden sus egos, guarden la soberbia, es momento de Venezuela, es momento de salir adelante. Ya basta lo vuelvo a repetir. Mi labor como presidente encargado es lograr elecciones libres y justas, la unidad democrática, derrotar a una dictadura que ya está derrotada”.
“Hoy tenemos que suprimir cualquier interés personal, partidista, caprichos de personas y poner el interés de todo el país que no es otro que recuperar Venezuela, elecciones libres, justas y verificables para salir de este régimen que oprime a los venezolanos”, precisó Juan Guaidó, quien dijo además que “no es un regalo para los diputados asumir riesgos ante una dictadura señalada por delitos de lesa humanidad, delitos que se cometen y que no son delitos del pasado”.
¿Qué viene ahora?
Las pautas para la acción en lo inmediato están claras. Lo primero es presionar más para retomar las conversaciones con el régimen en Ciudad de México. Sobre esto, Guaidó señaló que “hay una posibilidad de acuerdo, hay que presionar para que se dé”. En este sentido, no podemos pasar por alto que a comienzos de noviembre el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergey Lavrov, expresó el apoyo de su país para que continúen las negociaciones y Félix Plasencia, el canciller de Maduro, dijo en ese momento en Moscú que las reuniones con la oposición se reanudarán “más temprano que tarde”. Esto quiere decir que la posibilidad es real, que está abierta, pues es difícil que el régimen se arriesgue a quedar mal ante uno de sus principales aliados, como lo es Rusia. De esos encuentros no solo se pueden lograr en paz las elecciones libres, justas y verificables, sino lograr la liberación de los presos políticos y los mecanismos para concretar una urgente y efectiva ayuda humanitaria. Pero para ello se requiere una verdadera unidad política y la presión ciudadana. Esta es una tarea que nos corresponde a todos, no solo a Juan Guaidó y a los diputados de la legítima Asamblea Nacional electa en 2015.
En paralelo, en el marco de esa unión, tenemos que acompañar al pueblo de Barinas frente al fraude que perpetraron en su contra el pasado 21 de noviembre y que deriva en la repetición del evento electoral regional para este domingo 9 de enero. Tenemos que ser auténticos defensores de la democracia y no dejar que pase por debajo de la mesa o que quede solo en el plano regional lo que allí suceda, porque hoy Barinas es Venezuela entera.
Defender la democracia a capa y espada será nuestra orden del día en cualquier escenario, así como consolidar aún más el apoyo internacional que tenemos, estar vigilantes a todo lo relativo a la pandemia por la COVID-19 y estar del lado de los ciudadanos ante la precariedad de todos los servicios públicos.
Queda muy claro que Venezuela no puede esperar, como dijo Juan Guaidó en el Parque Morichal. Nosotros que estamos cerca de él conocemos bien y compartimos los planes que tiene para alcanzar los objetivos a través del Acuerdo de Salvación Nacional (ASN) la propuesta que anunció el 11 de mayo de 2021, que se encuentra en progreso y que cuenta con el respaldo de la gran mayoría de las fuerzas vivas y democráticas del país, los ciudadanos y de otros organismos de la sociedad civil organizada, como lo es el Frente Amplio Profesional (FAP). Ese músculo que se ha desarrollado con fortaleza en torno al ASN nos hace sentir muy optimistas en este inicio 2022, porque para Guaidó y todos los que lo apoyamos con firmeza, como dice el corrido llanero de Cheo Hernández Prisco, los venezolanos primero…
A ellos nos debemos y por ellos estamos obligados a cumplir. Esta es la razón de nuestra lucha, no hay otra.
Dr. Rafael Veloz García, diputado a la Asamblea Nacional y al Parlasur electo en 2015 y expresidente de la Federación Interamericana de Abogados (FIA), miembro de la Dirección Nacional de Voluntad Popular, VP.