Monseñor Juan Carlos Bravo, el primer Obispo de la Diócesis de Petare toma posesión este #10Ene (FOTOS)

Monseñor Juan Carlos Bravo, el primer Obispo de la Diócesis de Petare toma posesión este #10Ene (FOTOS)

Monseñor Juan Carlos Bravo | Foto: @CEVmedios

 

Monseñor Juan Carlos Bravo se convirtió el primer Obispo de la Diócesis de Petare y tras tomar posesión, este lunes 10 de enero, según informó la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV).

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Bravo llegó al lugar saludando a los feligreses que se encontraban presente y tomó parte de la procesión de la imagen del Dulce Nombre de Jesús, patrono de los petareños.

El papa Francisco designó a Monseñor Juan Carlos Bravo como obispo de la Diócesis de Petare en noviembre del año pasado, tras convertir a Petare en la Diócesis número 41 de Venezuela.

 

Petare es uno de los barrios más grande de América Latina, con altos índices de violencia y pobreza, tendrá desde ahora, un propio gobierno pastoral y muchos desafíos que enfrentar.

Bravo se había desempeñado como obispo de la Diócesis de Acarigua-Araure, de donde es originario.

 

Las primeras palabras como Obispo de la Diócesis de Petare

Muchas realidades y circunstancias me trajeron a compartir con ustedes la amistad con Jesús, como hermanos y hermanas, hijos e hijas de nuestro Padre Dios; ustedes, como familia-comunidad del Padre y yo entre ustedes como hermano-obispo

Nuestra misión es mostrar con la pasión del Evangelio que la vida tiene sentido y que estamos llamados a transformarla.

Antes de nosotros estar aquí, ya el Señor estaba en Petare: en el rostro del necesitado, en las manos de nuestra gente trabajadora, en el rosario de nuestras abuelas, en la esperanza de nuestros jóvenes y en la alegría de nuestros niños.

Cuando parece que ya no podemos escuchar nada interesante, nada que nos anime, nada que nos estimule, el Espíritu Santo aparece como un grito en el Alma para volvernos a la unidad y hacer visible el cuerpo Místico de Cristo.

El Episcopado es, y les invito a que siempre lo vean así, un Ministerio al servicio del Pueblo Santo de Dios, y su éxito consiste en asegurar que todos, sin que nadie quede excluido, caminemos juntos hacia la Casa del Padre.

El Evangelio ha sido en la Iglesia y fuera de la Iglesia, el fermento más poderoso de los cambios profundos en la humanidad a lo largo de los últimos veinte siglos y en nuestro País.

El pueblo no puede caminar sin el acompañamiento de sus pastores. Es decir, todo el pueblo debe seguir a su pastor y todo pastor radicalmente a Jesucristo y estar en medio de su pueblo.

Nadie puede estar satisfecho de pertenecer a un grupo sin significado social e histórico. La Iglesia en Venezuela no es una minoría. Además, nadie puede salvarse solo.

Me siento totalmente confortado cuando veo a este presbiterio y a este pueblo del cual ya me siento parte.

Vamos a crecer juntos en la conciencia de que dicho carisma episcopal-pastoral, lo compartimos todos por el bautismo y por el orden sacerdotal.

Nosotros “somos testigos del Resucitado” y este testimonio es nuestra tarea primordial e insustituible.

En el nombre de Dios, sueño con subir a lo más alto de Petare y bajar desde la cima de la Diócesis, de la mano del Dulce Nombre de Jesús con mis alpargatas llaneras que me ha colocado la Diócesis de Acarigua-Araure para abrazarlos a todos e incluirlos en la comunión.