Los hospitales de Latinoamérica todavía no están llenos, pero empiezan a sentir la presión que está generando la rápida propagación de la variante ómicron. Los gobiernos de la región intentan hacerle frente a la crisis sanitaria animando e incluso presionando a la población que no está vacunada para que lo haga. Pero evita, de momento, imponer restricciones como las del año pasado que mantuvieron a la población de ciertos países bajo continuos confinamientos.
Por El País
La nueva ola ha supuesto en este inicio de año varios retos para todos los países de Latinoamérica. Argentina y México han registrado en los últimos días sus peores tasas de contagio desde que inició la pandemia. En el caso del país norteamericano, aunque el panorama en los hospitales no es el de hace un año, es evidente la incapacidad para medir la dispersión del virus y la dificultad que afronta la población para acceder fácilmente a tests para confirmar el virus. Colombia, donde la vacunación empezó tarde pero ha logrado inmunizar al 76% de los ciudadanos con al menos una dosis, ha emprendido un estrategia para aumentar la cifra. Desde este jueves, todas las empresas con puestos de atención al público deben exigir a sus empleados estar vacunados, entre otras medidas adoptadas.
Las disposiciones sobre el tiempo de aislamiento tras dar positivo o después de tener contacto con alguien que tiene el virus también ha cambiado en varios países de la región durante este inicio de 2022. En Argentina, el aislamiento ahora se limita a aquellos que no han sido inmunizados. En Colombia, pasó de 14 a siete días para todos, así hayan recibido la vacuna. En Perú, se redujo el tiempo de aislamiento a diez días para quienes presentan símtomas leves y, ante la escalada de contagios, se prorrogó la vigencia del teletrabajo.
Así se ve esta ola ascendente de casos de coronavirus relacionada con ómicron en la región:
México: rebasado e incapaz de medir la dispersión del virus
La irrupción de ómicron en México ha dejado ya un presidente y varios secretarios del Gobierno contagiados, un récord de casos diarios que se supera cada jornada, decenas de vuelos cancelados y filas interminables para tratar de conseguir sin éxito una prueba de detección de covid-19. Y la ola acaba de empezar.
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