La mañana del 6 de agosto de 1945 una bomba atómica fue arrojada sobre la ciudad de Hiroshima, en Japón. Sería el comienzo del final de la Segunda Guerra Mundial.
Por infobae.com
Más de un kilómetro a la redonda del lugar donde cayó la bomba fue completamente destruido, doce kilómetros cuadrados fueron alcanzados por ese impacto. Hasta a una distancia de dieciséis kilómetros se rompieron los vidrios de las casas. El impacto se sintió hasta cincuenta y nueve kilómetros de distancia.
A treinta y dos kilómetros del lugar donde impactó la bomba vivía un chico de trece años llamado Shigeki Tanaka. Ese día recuerda haber sentido un ruido y haber visto una luz brillante, pero no imaginaba el motivo. Tres días más tarde supieron la terrible verdad. Pocos días después la Segunda Guerra Mundial había terminado, Japón firmó la rendición el 2 de septiembre de 1945. Pocos años después, Tanaka haría historia en el maratón más importante de los Estados Unidos: el maratón de Boston.
Como estudiante secundario, el joven atleta realizó algunas competencias y brilló al correr 32 kilómetros. Era estudiante universitario y tenía veinte años cuando tuvo la oportunidad de correr en Estados Unidos. Japón o pudo participar de los Juegos Olímpicos de Londres 1948 y fue recién en 1951 cuando un maratón les abrió por primera vez las puertas de occidente después de la Segunda Guerra.
Se trataba nada menos que del legendario maratón de Boston. Una competencia que se venía desarrollando de manera anual desde 1897. De hecho, era -y es- el maratón más antiguo del mundo en actividad.
Tanaka fue uno de los cuatro atletas japoneses invitados por la Asociación Atlética de Boston. Los otros tres fueron Shunji Koyunagi, Yoshitaka Uchikawa y Hiromi Haigo. Es importante recordar que sin esa invitación era prácticamente imposible que pudiera costearse un viaje de esa magnitud.
Boston es una de las ciudades norteamericanas geográficamente más alejadas de Japón, ya que está en la costa este del país. El viaje fue largo, pero en cada lugar que se presentaban, la gente le tiraba al escenario dinero envuelto en papeles. Tanaka recordaría lo raro que era eso, se sentían mendigos, pero la verdad es que lo necesitaban. Incluso llevaron azúcar como souvenir cuando volvieron a su país.
La ciudad de Boston los recibió con los brazos abiertos. Fueron el centro de atención de todos. El diario The Boston Globe le puso a Tanaka el apodo de “El chico atómico” algo que significó una carga para el corredor.
La carrera se corrió un lunes, en coincidencia con el Día del patriota (Patriot´s Day) y fue justamente en esa jornada de 1951 que Tanaka hizo historia. Logró ganar el maratón de Boston con un tiempo de 2:27:45, lo que en aquel momento supuso la tercera marca más rápida en la historia de dicha carrera.
Por supuesto, Tanaka fue el primer japonés en ganar Boston y eso fue un valor extra para él, además de sentar un precedente importante. Varios atletas japoneses seguirían sus pasos en los años siguientes y hasta hace muy poco.
Su victoria fue muy importante para la moral de su país y para los atletas japoneses. Si hubo otros atletas que corrieron en Boston y ganaron, fue porque desearon seguir los pasos de Tanaka. En 1951 los otros tres atletas que lo acompañaron también hicieron una gran carrera, al lograr el 5to, 8vo y 9no puesto.
Una verdadera proeza deportiva, pero también el anuncio de que Japón, con sus pequeños corredores, sería una potencia en el maratón de allí en más. El vínculo de afecto entre el maratón de Boston y los atletas japoneses se convertiría también en una tradición. No fue olvidado el gesto de invitarlo y Tanaka también recuerda como japoneses y estadounidenses lo alentaron en todo el recorrido.
Luego de su carrera deportiva el atleta trabajó como empleado de grandes tiendas y fue director en la Federación Japonesa de Atletismo Amateur hasta que se jubiló.
El 5 de mayo de 1998 robaron en la casa de Tanaka y se llevaron la medalla. El 10 de julio la Asociación Atlética de Boston le dio una medalla de reemplazo, pero el 22 de julio fue recuperada la que había sido robada. Ambas se exhibieron posteriormente en el Estadio Nacional de Tokio y Tanaka le dio un trofeo a la Asociación en agradecimiento por el gesto de haberle dado aquella medalla de reemplazo.
En la actualidad Shigeki Tanaka tiene noventa años y es reverenciado en su país y recordado en Boston por aquella victoria.
La fuerza inspiradora de su triunfo significó mucho para su país y también para el vínculo con Estados Unidos. De aquella desesperación de la bomba de Hiroshima a la gloria de cruzar la meta en el maratón más importante del mundo. El chico atómico entró así en la historia del deporte mundial.