El orgasmo femenino siempre ha estado rodeado de creencias y mitos que a día de hoy están definitivamente desmentidos. A estas alturas no hay dudas de que el orgasmo, tanto de hombres como de mujeres, cumple una función a la vez psicológica y fisiológica. Tampoco cabe discusión en cuanto a que las mujeres tienen derecho a sentir placer sexual. Así lo reseñó BBC Mundo.
Por ello, los expertos en medicina sexual y los sexólogos deben difundir certezas sobre la base biológica del orgasmo femenino a todas las mujeres, no hipótesis ni opiniones personales.
El “orgasmo vaginal” no existe
Un claro ejemplo lo encontramos en el término de “orgasmo vaginal” u “orgasmo activado vaginalmente”. Ambos suelen emplearse para hacer referencia al clímax obtenido durante la penetración vaginal, sin estimulación directa del clítoris externo. Pero lo cierto es que el orgasmo vaginal no tiene ninguna base científica, ya que es un órgano poco sensible. De hecho, no tiene ninguna estructura anatómica que pueda provocar un orgasmo. Una evidencia de este fenómeno es que en mujeres con agenesia vaginal (ausencia congénita de la vagina), las respuestas sexuales de la vagina artificial son idénticas a las de la vagina normal.
Lo que sí sucede tanto en mujeres con vagina normal como con vagina artificial es que durante el orgasmo se contrae la musculatura perineal. En todas las mujeres se han identificado contracciones recurrentes de diferentes músculos perineales. Especialmente de los músculos bulbocavernosos e isquiocavernosos.
Ambos músculos discurren a ambos lados de la vulva (en el espacio delimitado por los labios genitales). Durante la excitación sexual (y la erección del clítoris) se contraen de forma involuntaria y continua favoreciendo la excitación y provocando la eyaculación femenina.
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