Hace unos meses, Eroína Chávez nos contó que estaba pensando en regresar a Venezuela, pues la situación en Colombia tampoco era fácil para su familia. “Lo que gana mi esposo nos alcanza para medio comer, pero ahora estamos preocupados y muy apretados. Por el arriendo nos están cobrando $300.000 y por los servicios $450.000. Nosotros tenemos nuestra casita allá en Venezuela, pero trabajo no”, dijo la venezolana de 34 años.
Por: El Espectador
La decisión es difícil, pues si decide volver a Venezuela debe encontrar trabajo en un país donde solo un tercio de las mujeres tiene ocupación, según la más reciente Encuesta de condiciones de vida, y sobrevivir con un salario mínimo mensual de 7 millones de bolívares (US$2,50). La situación es tan grave que el Centro de Documentación y Análisis para los Trabajadores de Venezuela (CENDA) advirtió, en septiembre de 2021, que una familia necesitaba 145 salarios mínimos para cubrir gastos básicos en alimentación. En otras palabras, para esa fecha, el ingreso mínimo alcanzaba para comprar un desayuno al mes. Todo esto en un país donde el 94 % de sus habitantes está en algún nivel de pobreza.
“No sabemos qué hacer. Yo soy licenciada en Administración y Gestión Municipal, y en Venezuela trabajé en una Alcaldía por un año. Pero estábamos viviendo en una situación muy complicada, no encontrábamos prácticamente nada y el sueldo no nos alcanzaba. En ese entonces, mi niña tenía seis meses y no tenía cómo darle el alimento porque la leche era muy costosa. Por eso me vi obligada a cruzar la frontera”, contó Eroína Chávez.
Y aunque unos 1,7 millones de migrantes venezolanos encontraron en Colombia un lugar para intentar superar la crisis, el panorama para algunos migrantes sigue siendo preocupante.”Antes de la pandemia sí comíamos dos veces, pero cuando llegó el virus nos tocó comer una sola vez al día, porque no había mucho dinero. Yo tuve que ponerme a vender tinto, y correr para acá y para allá para poder hacer la plata del diario”, le contó una migrante venezolana en Colombia al Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas (PMA).
Y es que los migrantes reportaron niveles significativamente más altos de inseguridad alimentaria con respecto a la población residente, un asunto que no deja de ser preocupante para las comunidades de acogida en Colombia y los venezolanos que llegan a nuestro país. Según datos del PMA, 7,3 millones de personas en Colombia necesitará asistencia alimentaria este año. Y hasta julio de 2021, al menos 1,1 millones de venezolanos en el país estaban en situación de inseguridad alimentaria.
De hecho, esta semana, la Asociación de Bancos de Alimentos de Colombia advirtió que la situación del hambre en el país “sí es crítica”, a pesar de los reparos del Gobierno a un informe publicado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés).
Casi 21 millones de colombianos están en pobreza monetaria, con ingresos per cápita promedio de $331.000 mensuales, “lo que no les alcanza para comprar una canasta básica de alimentos”, afirman. Asimismo, 15,9 millones de colombianos consumen dos o menos comidas al día, mientras que cinco millones sufren o sufrieron desnutrición crónica y hoy padecen sus secuelas.
El hambre y la migración en América Latina
“Cuando no puedes alimentar a tus hijos, la desesperación te obligará a emprender un largo camino en busca de comida y seguridad”, dijo David Beasley, director Ejecutivo del PMA, quien advirtió que al menos 6,4 millones de personas en el Triángulo Norte están experimentando niveles críticos de hambre. Datos de la organización indican que entre las personas que padecían hambre severa en esa región el 37 % dijo que tenía planes de migrar, y el 23 % había hecho preparativos concretos para hacerlo.
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