El Gobierno talibán negó este lunes su implicación en las detenciones de cuatro mujeres activistas en Afganistán, entre ellas Zahra Mohammadi, en medio de la creciente preocupación por dar con su paradero y saber si se encuentran bien.
Mohammadi “no ha sido arrestada por las fuerzas de inteligencia del Emirato Islámico (como se autodenomina el Gobierno talibán)”, dijo a Efe el portavoz de inteligencia de los islamistas, Khalil Hamraz, que añadió que tampoco detuvieron al resto de mujeres.
El viceportavoz del Ministerio del Interior afgano, Aqeel Jan Ezaam, también aseguró a Efe que las activistas no se encuentran bajo su custodia.
Los islamistas se defendían así de las continuas acusaciones por la desaparición de las activistas, entre ellas las efectuadas hoy por el padre de Mohammadi, quien aseguró en redes sociales que había mantenido una conversación telefónica con su hija, en la que esta le confirmó que se encontraba en una prisión talibán.
Mohammadi fue arrestada el pasado 3 de febrero, días después de asistir junto a Mursal Ayar, también detenida, a una protesta en Kabul en favor de los derechos educativos y laborales de las mujeres, que padecen el ataque de las nuevas normas del todopoderoso Ministerio de Propagación de la Virtud y Prevención del Vicio.
Días antes, medios locales y organizaciones pro derechos humanos también notificaron la detención de las activistas Tamana Paryani y Parwana Ibrahimkhail, por parte de los fundamentalistas.
La enviada especial de Naciones Unidas para Afganistán, Deborah Lyons, también expresó este domingo en una reunión con el viceprimer ministro talibán, Abdul Kadir, su “creciente preocupación por el bienestar de las mujeres desaparecidas”.
“El apoyo mundial a Afganistán se erosiona si no se respetan todos los derechos de los afganos”, informó en Twitter la Misión de la ONU en Afganistán (UNAMA).
Varios países como Alemania o Países Bajos transmitieron igualmente su preocupación por las activistas y urgieron a iniciar una investigación para dar con ellas.
Las mujeres viven un retroceso de sus derechos desde la llegada al poder de los talibanes a mediados de agosto, con la imposibilidad de muchas de ellas de regresar a sus puestos de trabajo, o el cierre para las estudiantes de las escuelas de secundaria.
El pasado diciembre, Mohammadi ya había advertido durante una entrevista a Efe de que los talibanes habían arrestado a algunas de sus compañeras, por lo que debían ser más precavidas y cambiar de estrategia, optando por protestas clandestinas en lugares cerrados.
EFE