El duro pasado de Will Smith: una infancia violenta y el momento puntual en el que pensó asesinar a su padre

El duro pasado de Will Smith: una infancia violenta y el momento puntual en el que pensó asesinar a su padre

Will Smith

 

Histriónico y divertido al principio. Hasta ingenuo, con cierta torpeza. Actor de carácter tiempo después, habiendo transitado la comedia y el género de acción, capaz de ponerse al hombro casi toda una película en solitario, como en Soy leyenda. Hoy, Will Smith está considerado como uno de los actores más versátiles de Hollywood. Sin embargo, hay detrás de su trayectoria pública una vida privada en la cual aquellas sonrisas, las que mostraba en sus comienzos en la actuación, estaba ausentes. Hablamos de un pasado que podría ser parte de un libreto dramático, adecuado para trasladar aquellas vivencias turbulentas a la pantalla grande: Will atravesó una infancia feroz, con violencia y desamor.

Por infobae.com





Smith nació en Filadelfia, Estados Unidos, el 25 de septiembre de 1968. Sus comienzos no fueron como actor sino en la música: siendo adolescente fue parte de DJ Jazzy Jeff & The Fresh Prince, un grupo de hip-hop de gran repercusión que se hizo escuchar fuerte a mediados de los 80.

En el 88 ganaron un Grammy y las críticas empezaron a impulsar a la banda, y en especial, a la voz de Will. Pero nada sucedió como lo anhelaba, y dos años después, encontrándose en bancarrota, saltó a la actuación. Durante esos años, y aun cuando había ganado mucho dinero, una deuda de 2,8 millones de dólares. Fue embargado, y debió arrancar de cero. En alguna oportunidad comentó que le pidió dinero a un narcotraficante para pagar lo adeudado. Claro, eso lo llevó a tener otra, mucho más compleja: no pagar podía costarle la vida.

Fue entonces cuando firmó contrato con la NBC para protagonizar The Fresh Prince of Bel-Air, una serie que estuvo seis años al aire y lo catapultó a la fama mundial. Con la popularidad, con la atención del público centrada en su figura, fueron conociéndose detalles de su infancia. El propio Will aceptó hablar en distintas entrevistas y documentales, quizás para cerrar viejas heridas.

Es aquí donde muchos dicen que esa sonrisa tan característica es una máscara para ocultar un dolor profundo, el que lo marcó para siempre, y que lleva nombre y apellido: William Carol Smith, su padre. De acuerdo al testimonio del actor, se trataba de un hombre preocupado porque a sus hijos no les faltara nada. Pero era violento. Y el alcohol lo empeoraba todo: cada vez que volvía a su casa después de pasar varias horas en los bares, aquellas cualidades quedaban desparramadas por el suelo. El infierno se apoderaba del hogar.

William murió en 1996, por un cáncer. Recién ahí el actor se animaría a hablar de sus años oscuros. “Mi padre era violento, pero también asistía a cada partido, cada actuación o recital. Era alcohólico, pero estaba sobrio en todos los estrenos de todas mis películas. Escuchaba todos mis discos. Visitaba todos los sets de rodaje. El mismo perfeccionismo que aterrorizaba a su familia ponía comida encima de la mesa cada noche de mi vida…”, dice un extracto de Will, el libro de sus memorias.

“Cuando tenía nueve años -continuó-, vi a mi padre meterle un puñetazo a mi madre en la cabeza tan fuerte que ella se desplomó. Vi cómo escupía sangre. Ese momento en mi habitación, probablemente, más que ningún otro momento en mi vida, definió quién soy”. Su madre terminaría yéndose de la casa, sin dinero, sin ningún tipo de ingreso, quedando sus hijos en manos del hombre que le había arruinado la vida. “Cuando sucedió eso fue la única vez que consideré el suicidio”, diría Will, años después.

Aquel niño se forjó una coraza. Incluso, según él mismo sostiene, Will Smith no es más que un personaje cuidadosamente creado para vivir otra realidad y alejarse del que fue en su infancia y adolescencia. Confesó que por no defender a su madre –Caroline Bright– de la violencia de género que ejercía su padre, se creyó un cobarde. Y sintió la necesidad de salirse de allí.

La peor etapa fue entre los 14 y 17 años, cuando ya empezaba a entender lo que ocurría en su casa de otra manera. “Una noche, mientras lo llevaba con cuidado en una silla de ruedas de su habitación al baño, una oscuridad se apoderó de mí. El camino entre las dos estancias pasa por unas escaleras. De niño siempre me decía a mí mismo que algún día vengaría a mi madre. Que cuando fuese lo suficientemente mayor, cuando fuese lo suficientemente fuerte, cuando no fuese un cobarde, lo mataría”.

“Me paré en lo alto de las escaleras. Lo podría haber empujado y salir indemne bastante fácil. Décadas de dolor, rabia y resentimiento aparecieron y luego retrocedieron, sacudí la cabeza y llevé a papá al baño”, puntualizó sobre el momento en el que se le pasó por la mente hacer justicia por mano propia.

Un Will Smith confidencial también narró que en 2011, cuando se separó de Jada Pinkett, con quien contrajo matrimonio en 2017 y tuvo dos hijos Jaden Christopher Syre Willow Reign, cayó en un vació existencial. Y decidió instalarse en Perú. Allí, conoció a un chamán que le ofreció el camino de la Ayahuasca, una droga alucinógena que consumió durante dos años. Durante ese lapso, también vivió un grave problema con el alcohol, del cual también se pudo escapar, según contó en su biografía.

Luego de eso regresaron, pero cambiaron la manera de vincularse. Antes mantenían una relación abierta, pero eso generó cortocircuitos que los llevó a la separación, cuando salieron a la luz varias infidelidades por parte de los dos. Entendieron que eso no les hacía bien. “Nuestro matrimonio no estaba funcionando. Ambos nos sentíamos miserables y, claramente, algo tenía que cambiar”.

Hoy todo cambió en su vida. Will Smith intenta que sus hijos no enfrenten lo que él mismo padeció, sostiene que los alucinógenos ya no forman parte de su mundo cotidiano, y busca enfocarse en su trabajo y en sus seres queridos. Mentalizado, sostiene estar muy fuerte mentalmente para no recaer de nuevo. De a poco, fue recuperando la sonrisa.