El 9 de febrero Mariné Castellanos cruzaba el Tapón del Darién, la peligrosa selva que comunica Colombia con Panamá, con su esposo y su hijo de seis años, cuando la corriente de un río subió y la arrastró.
LUISA QUINTERO // TAL CUAL
Castellanos forma parte del grupo de más de diez venezolanos, entre menores de edad y adultos, que han fallecido durante su migración a otros países los primeros dos meses de 2022. La joven, oriunda de Cabimas (estado Zulia), pretendía llegar a Estados Unidos y su cuerpo apenas pudo ser recuperado el pasado 19 de febrero. ?
«Fue muy triste. Mi esposa, nuestro hijo de seis añitos y yo, estábamos cruzando el río en la selva junto a otros emigrantes más que tenían como meta llegar a los Estados Unidos, cuando el nivel del agua subió y la arrastró. No pudimos hacer nada. Mi hijo vio todo (…) Por favor, necesitamos de sus oraciones y de cualquier apoyo económico para poder cremar el cuerpo de mi esposa. Estamos destrozados», dijo Andrés Lucena, esposo de Mariné.
Según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de Naciones Unidas (OCHA, por sus siglas en inglés), más del 50% de los migrantes, un promedio de dos mil personas, que cruzaron esta peligrosa ruta en enero de 2022 son venezolanos.
¿Pero qué pasa con los migrantes que fallecen en tránsito o en otros países y sus familiares desean darles sepultura en Venezuela?
Desde cualquier país es un proceso costoso, cuyos precios aumentan dependiendo si las familias se decantan por un entierro tradicional o por cremación.
Para tramitar la repatriación de un cuerpo se debe contar con varios documentos: copias originales del certificado de defunción emitido por la autoridad local, pasaporte del fallecido y la permisología de viaje y entierro.
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