El camino que debe transitar un inmigrante en Estados Unidos para alcanzar el tan anhelado “sueño americano” trae consigo una serie de desafíos que podrían complicar el pase hasta la meta. Solo aquellos que saben reinventarse en medio de la adversidad, se hacen más fuertes y sacan a flote sus talentos. Ese es el caso de una pareja venezolana que con determinación y ardua lucha pudo establecerse con un emprendimiento de comida en Miami para enaltecer la cultura y el sabor de los latinos.
María Nadales y Carlos Medina son jóvenes oriundos de Maracay que migraron a Estados Unidos hace 7 y 4 años respectivamente, y a pesar de frecuentar a un grupo de amigos en común y ser originarios de la misma ciudad, fue en el país del norte de América donde se conocieron y contrajeron matrimonio. Su temprana visión de metas en común y el nacimiento de su primogénito los impulsó a desarrollar su propio food truck: Ohana 305.
Es así como Ohana 305 mezcla ingredientes de Venezuela y Colombia que ofrece como resultado una fusión gastronómica arrasadora que logra deleitar los paladares de grandes y pequeños con su variedad de platillos, sin dejar a un lado el toque secreto especial de la casa.
El proyecto inició hace dos años y desde entonces, tanto la comunidad latina como los estadounidenses han acogido la propuesta de manera sorprendente. María siempre tuvo clara la idea que quería desarrollar para atraer a grupos familiares. Por esta razón, idearon el nombre del puesto de comida rápida: Ohana, palabra de origen hawaiano que significa familia; y 305 por el código de Miami, lugar donde se construyó su hogar.
Los estadounidenses, fascinados por ese toque inusual que aporta Ohana 305 a su menú, suelen ubicarlos en la 8240 nw 74st en Medley, condado de Miami-Dade, en Florida, donde un grupo de jóvenes con ganas de crecer muestran una dedicada atención al servicio y a la calidad de sus especialidades. Actualmente, se han convertido en una referencia destacada en la zona donde todos quieren comer.
Como muchos de los emprendedores venezolanos, el camino se torna cuesta arriba hasta poder alcanzar los objetivos propuestos. Los artífices detrás de esta iniciativa enfrentaron diversos retos, e incluso se plantearon desistir, pero con perseverancia pudieron superar cada una de ellos. “Nos dimos cuenta que la realidad era otra y que nos tocaba seguir batallando para ver si abríamos o no el food truck. A pesar de que nos desanimamos un poco, al final se logró”, expresó María.
Los jóvenes confirman que con trabajo y constancia, tarde o temprano los sueños se pueden cristalizar. Esperan crecer aún más con este proyecto para poder expandirse y trasladar la idea a un restaurante. “Después de la tormenta viene la calma y con constancia todo se puede lograr a tu tiempo perfecto”, reveló María.
Para seguirle la pista a esta delirante propuesta gastronómica sobre ruedas accede a @ohana_305
NP