Con detonación estridente, bombardeo ensordecedor, desafuero y abuso sangriento, avanza el sueño del cretino regente de un imperio de asesinos, represores, violadores de los Derechos Humanos. Fantasía de una Rusia poderosa dueña de medio mundo, vociferan hipócritas aliados, que sobran argumentos para desatar el infierno sobre Ucrania. Sin embargo, ninguno ético. Delirio de quien despiadado engulle naciones, tradiciones y ciudadanos. Historia de un malvado que se muerde la cola.
Augura decepciones y contrariedades, a quien el mundo le importa tres cuernos. Resguardado en el Kremlin que fue de zares absolutistas, dirigentes comunistas, de Lenín que pensaba; Trotski que sucumbe a manos de asesino por encargo, y Stalin que cubrió a Rusia y sus conquistas de agonía friolenta, pesado manto de represión e intolerancia, presos políticos y sumisión, hoy mantiene un duro, cruel e inhumano ataque sobre Ucrania, en una injusticia sanguinaria de guerra, invasión de tropas y destrucción de ciudades de un resuelto, valiente y digno pueblo empecinado en su libertad y autonomía.
Retrato de maldad sin arrepentimientos, egoísmo que lleva a una deseada soledad, ejerce un poder caudaloso, irrespetando derechos, con violencia e ilegalidad planificada y sangre vertida, desvergüenza de un ejército subyugado, poderoso en fuerza y sumisión; recorrido de matones hasta la máxima expresión de la codicia de un absurdo que sólo piensa en el dominio autócrata. No es la razón de un país sino el país sin razones despedazado por la rabia del invasor crecido en abuso, violencia, poderío por encima de los derechos y voluntad ciudadana que enfrenta con valor, heroicidad y dignidad a los conquistadores asaltantes, convencidos del resurgimiento indecente de ladrones de la libertad de los patriotas.
Atropella sin escrúpulos a valientes que plantean su legítimo derecho a ser libres y soberanos, golpeados por el poderío del vandalismo y barbarie del verdugo pandillero que no acepta contrarios ni a quienes levantan decoro, sobriedad y coraje como bandera desplegada contra la inmoralidad, impudicia obscena e iniquidad pecaminosa del tirano dispuesto al mando por sí y para sí; que no esgrime razones sino voluntad de dominio y superioridad.
No es guerra, es un avance de la opresión absolutista, homicidio de una nación, masacre de ciudadanía, exterminio de la independencia. No es una ciudadanía atacada sino un país al cual se devasta y arruina para inflar la egolatría de quien se adueña de los derechos para justificar su voracidad insaciable; asesino que baña en sangre la libertad y maltrata al libre albedrío, frotándose los ojos para ver más lejos, aunque no quede nada por mirar.
No busca el crecimiento de Rusia sino la obediencia de los pueblos y el enfrentamiento, es tiranía en acción; esclavitud enfrentada a la manumisión, furia de los que avasallan la dignidad porque no la tienen ni aceptan. Es imposible establecer empatía. Puede que rusos derroten a los ucranianos pero jamás los dominarán. Indumentaria bélica y violencia son argumentos de los que tienen armamento y recurso militar pero no la integridad y entereza de la razón, orgullo de ser patria libre. Canallada como pesadilla, que impresiona al que asegura volvería a cometer los mismos errores. Ajustes con gusto a derrota, y el sueño de no volver a casa.
@ArmandoMartini