Habitantes del sector Unión en Bejuma, estado Carabobo, denunciaron que tras trabajos realizados por la Alcaldía e Hidrocentro, se desbordaron las aguas servidas al punto que impide el tráfico peatonal y vehicular.
Corresponsalía lapatilla.com
María Cabrera, habitante del sector, indicó que Hidrocentro en conjunto con la municipalidad reparó una cloaca que estaba desbordada desde hace cinco años en la avenida Rondón, a inicios del mes febrero. Estas aguas corrían por la orilla de la calzada y pese al mal olor, no afectaba el paso de vehículos ni de personas.
Indicó que, a los pocos días de que las instituciones del Estado solucionaran el problema, las aguas brotaron por un punto nuevo de la misma avenida, a la altura del instituto de rehabilitación de jóvenes Hogares Crea, pero ahora es peor porque se formó una piscina de agua putrefactas en medio de la vía que imposibilitan el tránsito, “fue peor el remedio que la enfermedad”, expresó.
Por su parte, Robert Ojeda, quien está a pocos metros del desbordamiento, explicó que a su juicio los organismos ya mencionados no tomaron la precaución de destapar el resto de la tubería vieja, por lo que cuando hicieron el empalme de la tubería nueva las aguas negras empezaron a correr y lo más seguro es que se encontraron con el resto de la tubería obstruida, porque llevaba muchos años sin uso.
“Desde que se empezaron a desbordar las cloacas en la otra cuadra (hace cinco años) por esta tubería no había pasado más agua residual, por lo que seguramente los sedimentos hicieron un tapón y ahora colapsó en otro punto”, explicó.
Informó que la alcaldía se reunió con los vecinos el jueves 3 de marzo y se comprometieron a solventar este problema, que cumplirá tres semanas en los próximos días. Asimismo, apuntó que fue la misma municipalidad quien en vista de la situación cerró el paso vehicular para evitar que se socave el pavimento.
Los afectados indicaron que los peatones, incluyendo niños, que viven por esta calle se ven en la necesidad de brincar sobre las aguas, para poder llegar a sus destinos, corriendo el riesgo de caer en las mismas. Esperan que no pasen cinco años más para que les resuelvan esta situación insalubre y que además ahora impide el libre tránsito.