La invasión rusa en Ucrania desató un aluvión de teorías conspirativas en las redes sociales, donde ni siquiera faltaron los ovnis en el menú de complots. Lo que queda fuera de toda duda es la similitud entre esta visión del mundo y las que negaban la pandemia o las vacunas, cuyos autores encontraron terreno fértil para su imaginación.
Por La Nación
Esta vez no hay vacunas con la que seres diabólicos pretenden instalarnos chips con tecnología 4G, 5G, 6G o la que venga al caso, y así controlar nuestras mentes y dominar el mundo. Eso decían los gurús del negacionismo pandémico, y lo repetían los creyentes, tan veloces como ingenuos para reenviar sus mensajes en las redes.
Algo más sofisticadas, otras teorías sobre el Covid-19 decían que influyentes personalidades, como el empresario Bill Gates o el financista George Soros, ambos multimillonarios y filántropos, utilizaban la pandemia de coronavirus para favorecer a los laboratorios.
La guerra dio nuevas alas a los teóricos de los hechos inexistentes, que con la pandemia en retirada se estaban quedando sin enemigos y ahora renacen en las redes con sus creencias recicladas. Los nuevos demonios son la OTAN, por oposición a los militares rusos, y el presidente Volodimir Zelensky, la contrafigura de Putin.
Las teorías viejas y nuevas en realidad no difieren demasiado entre sí. Sus autores son los mismos, dicen los expertos, y los relatos conspirativos del Covid y de la guerra en Ucrania se entremezclan en una nueva amalgama.
“Nuevo orden mundial”
Zelensky queda retratado como un títere del “Nuevo Orden Mundial” o también “Estado Profundo”, un manojo de teorías sobre un gobierno paralelo que manipula a las masas en beneficio de una elite de millonarios corruptos, que transformarían las democracias en un solo gobierno mundial, centralizado y totalitario.
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