Jeanine Áñez cumple un año en prisión preventiva, entre la polarización y la polémica

Jeanine Áñez cumple un año en prisión preventiva, entre la polarización y la polémica

La expresidenta interina de Bolivia, Jeanine Áñez, saluda desde una ventana de la cárcel de mujeres de Miraflores a sus partidarios que protestan por su liberación en La Paz, Bolivia, el miércoles 18 de agosto de 2021. © AP/Juan Karita

 

 

 

 

 

La forma en la que Jeanine Áñez llegó a la Presidencia de Bolivia en 2019 la tiene en prisión preventiva desde hace un año, tiempo en el que tanto su situación jurídica como su salud ha enfrentado a sectores opositores, que la ven como “un trofeo del oficialismo”, y al Gobierno, que la señala de estar involucrada en lo que consideran fue un “golpe de Estado”.

El encarcelamiento de la exmandataria interina ha alimentado la latente polarización en el país cada vez que se tocan los sucesos de 2019, como se ha visto a lo largo de este año cuando cada una de las partes se toma las calles, algunas veces con enfrentamientos, para defender su posición.

En su defensa, Áñez ha aseverado varias veces que lo que le corresponde es un juicio de responsabilidades pues su llegada al Gobierno fue constitucional y fue refrendada por leyes que fueron aprobadas con la mayoría parlamentaria del Movimiento al Socialismo (MAS).

UN “TROFEO” Y UNA “PERSECUCIÓN”

“Mi madre es un trofeo político de Evo Morales” y este ha sido un “año muy duro, un año de injusticia”, aseguró a Efe la hija de la exmandataria interina Carolina Ribera.

Las acusaciones contra Áñez se han centrado principalmente en hechos anteriores a que asumiera la Presidencia, cuando era segunda vicepresidenta del Senado, por delitos de terrorismo, sedición, conspiración, incumplimiento de deberes y resoluciones contra la Constitución que conforman los casos “golpe de Estado I y II”.

Ribera consideró que el apresamiento de su madre se debe a un “invento” del Gobierno cuando habla de un “golpe de Estado” y que en el fondo en el MAS “no le van a perdonar nunca” que haya ocupado el puesto de Evo Morales, quien renunció a la Presidencia del país tras las protestas en su contra.

“No podía haber un vacío de poder” y “la única que quedaba era mi madre” y “ella asumió esa responsabilidad”, señaló Ribera al referirse a la renuncia en bloque del presidente y vicepresidente, además de las cabezas del Senado y la Cámara de Diputados durante esa crisis.

La situación de Áñez en una cárcel en La Paz ha estado marcada por problemas de salud, hipertensión, crisis nerviosas y cuadros de depresión, con momentos en los que se provocó lesiones o la huelga de hambre que mantuvo por más de dos semanas para exigir su libertad.

ACUSACIÓN DE “INCONSTITUCIONALIDAD”

Para el Gobierno de Luis Arce, del MAS, las condiciones en las que Áñez llegó a la Presidencia fueron producto de un “golpe de Estado”.

“Está clarísimo que la señora (Áñez) cometió delitos”, aseguró a Efe Hugo Moldiz, que fue ministro durante el Gobierno de Evo Morales y que permaneció en la embajada de México en La Paz por casi un año junto a otras exautoridades de Estado a la espera de un salvoconducto.

Moldiz mencionó que Áñez, como segunda vicepresidenta del Senado, transgredió el reglamento de esa Cámara y de la Constitución que establecen que la Presidencia debe recaer en la “fuerza mayoritaria”, es decir, en el MAS.

Además, aseguró que Áñez fue parte de un “plan de conspiración” de la oposición para evitar que alguien del oficialismo ocupara el principal cargo del Estado, en referencia a las reuniones que hubo en 2019, tras la renuncia de Evo Morales a la Presidencia, entre líderes políticos, la Iglesia católica y organismos internacionales.

Moldiz también aseveró que una de las razones por las que Áñez cumple detención preventiva es porque “fue encontrada oculta” y con la “clara intención de obstruir el cumplimiento de la ley”, una de las razones de la Justicia a la negativa de que pueda defenderse en libertad.

Por otro lado, están pendientes las causas judiciales en contra de Áñez que debe aprobar el Parlamento, en el que se necesitan dos tercios de la votación con la aprobación de la oposición a pesar de que el MAS tiene la mayoría.

El caso más importante tiene que ver con las catalogadas “masacres” de Sacaba y Senkata en 2019, en las que murieron más de una veintena de civiles en enfrentamientos contra las fuerzas de seguridad, cuando Áñez ya había asumido la Presidencia.

Moldiz consideró que “por el bien del país” es necesario “cerrar” esa etapa de la historia con una sentencia con base en las pruebas que se tengan.

Por su lado, la hija de Áñez aseguró que se agotarán “todas las instancias en Bolivia” para luego buscar justicia ante “instancias internacionales”.

“Mi madre no va a aceptar nunca el juicio por la vía ordinaria (…) la verdad saldrá a la luz”, finalizó.

Además, algunos sectores opositores sostienen que si Jeanine Áñez es enjuiciada, el expresidente Morales también debe ser procesado por los hechos ocurridos tras las fallidas elecciones de 2019.

EFE

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