La invasión de Rusia a Ucrania ya lleva más de tres semanas en las que se multiplican las listas de muertos y heridos. Tres semanas en las que han sobrado las palabras, pero algunas imágenes lograron expresar más que los discursos elocuentes y las declaraciones de intenciones.
La imagen difundida esta semana por UNICEF de una madre con su pequeño bebé tras un bombardeo ruso es una de ellas.
En ella puede verse a Olga, una mujer joven con cabello corto, con una venda en la cabeza y múltiples heridas, mientras amamanta a su hijo, en la cama de un hospital. Junto a ella hay un hombre que es el padre del pequeño.
La historia de la pareja fue contada por la página de Facebook del Hospital Infantil Ohmatdit, ubicado en Kiev, la capital ucraniana que aún resiste la embestida de las tropas de Vladimir Putin.
La familia llegó el viernes por la mañana al hospital, tras resultar heridos en un bombardeo ruso en su distrito. “Dmytro, el padre, contó que junto a su esposa escucharon disparos toda la noche, que se fueron sintiendo más fuertes con el tiempo”. Hasta que un proyectil voló cerca de donde estaban ubicadas la madre y el pequeño, de apenas 5 meses de edad.
“Cuando bajé al patio, vi que un proyectil había impactado sobre el jardín de infantes junto a nuestra casa. No había más techo, ventanas o puertas en ninguna de las casas cercanas; las piezas del cristal volaron directamente hacia nosotros“, recordó Dmytro, citado por el hospital.
Olga reaccionó cubriendo al bebé con su propio cuerpo, lo que logró milagrosamente salvar a su hijo. Ella, en cambio, no pudo evitar recibir numerosas heridas de metralla.
Los médicos trataron al padre por una herida que tenía en la pierna, y le realizaron una cirugía a Olga, además de remover los fragmentos que aún tenía en el cuerpo. En este momento, la familia continúa el tratamiento en el hospital.
La semana pasada, otra imagen icónica de la crueldad de la guerra había recorrido el mundo aunque con un final menos feliz que el de Olga, Dmytro y su pequeña hija. Fue la de una mujer embarazada que murió después de que Rusia bombardeara la maternidad donde debía dar a luz.
Su imagen siendo trasladada en una camilla a una ambulancia tras el bombardeo personificó el horror de lo vivido en la ciudad de Mariupol, donde actualmente se enfoca la ofensiva rusa.
Al darse cuenta de que estaba perdiendo a su bebé, dijeron los médicos, les gritó: “¡Mátenme ahora!”. Treinta minutos de reanimaciones no fueron suficientes y la mujer finalmente falleció.
La historia de estas familias es la de miles de personas en Ucrania. Casi 850 civiles ucranianos han muerto y 1.400 han resultado heridos desde el comienzo de la invasión rusa, según el último balance actualizado del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, publicado este sábado. Los fallecidos han sido identificados como 155 hombres, 119 mujeres, 21 niños y siete niñas, así como 36 niños y 509 adultos pendientes de identificación. Los heridos han sido identificados como 142 hombres, 107 mujeres, 18 niñas y nueve niños, así como 51 niños y 1.072 adultos pendientes de identificación.