La diminuta república de San Marino, enclavada en el centro de la península itálica, tiene desde hoy el primer jefe de Estado abiertamente homosexual del mundo, Paolo Rondelli, según celebraron las organizaciones de este colectivo.
Rondelli, exvicepresidente de la asociación Arcigay en Rímini (norte de Italia), ha sido nombrado este viernes como uno de los dos capitanes regentes de San Marino, junto a Oscar Mina, en la práctica jefes de Estado que gobiernan juntos durante seis meses.
La ceremonia, que se repite cada 1 de abril y 1 de octubre, ha tenido lugar en el antiguo Palacio Pubblico, la sede del Gobierno de esta Serenísima y antigua república independiente situada en lo alto de una montaña y donde residen poco más de 30.000 personas.
En el acto estuvieron presentes, entre otros cargos, el cuerpo diplomático, el nuncio apostólico, monseñor Emil Paul Tscherring, y la ministra de Justicia italiana, Marta Cartabia, que ejerció como oradora oficial y alabó la colaboración entre los dos estados.
San Marino tiene dos jefes de Estado, denominados capitanes regentes, con derecho a veto recíproco, y su labor es presidir el Gran Consejo General, el órgano legislativo en el que recae esta elección cada semestre.
Rondelli, de 58 años de edad y licenciado en Comunicación por la Universidad de Bolonia (norte), ha desempeñado numerosos cargos en la administración pública sanmarinense, el último como director general de sus Institutos Culturales.
El presidente de Arcigay Rimini, Marco Tonti, celebró este “hecho histórico” porque Rondelli será “el primer jefe de Estado del mundo declaradamente homosexual”, pues hasta ahora solo había habido primeros ministros o ministros, alegó en un comunicado a los medios.
El próximo Rondelli había apuntado a esta particularidad hace unos días al lamentar “mojigaterías” sobre su vida privada y orientación sexual.
“Quizá debería interesar más la noticia de que probablemente seré el primer jefe de Estado del mundo perteneciente a la comunidad LGBT+”, escribió recientemente en su perfil de Facebook.
EFE