La guerra de Ucrania, la elevada inflación y la incertidumbre que todavía rodea a la pandemia han llevado al Banco Mundial (BM) a rebajar la proyección de crecimiento de este año para Latinoamérica y el Caribe en tres décimas hasta situarla en el 2,3 %.
El porcentaje está por debajo del 2,6 % que el banco había previsto en enero y es muy inferior al crecimiento del 6,9 % que la región experimentó en 2021 por el efecto rebote que tuvo la reapertura de la economía tras el cierre de 2020 debido a la covid-19.
En la última edición de su informe semianual para la región, publicada este jueves, la institución con sede en Washington también rebajó la perspectiva de crecimiento para 2023, que pasó del 2,7 % al 2,2 %, y situó la de 2024 en el 2,4 %.
Según el BM, estas subidas del Producto Interior Bruto (PIB) permitirán a la mayoría de los países de la zona revertir las pérdidas que sufrieron en los dos últimos años por la crisis económica derivada de la pandemia.
Por países, el BM prevé que en 2022 Brasil crezca el 0,7 %; Argentina, el 3,6 %; Colombia, el 4,4 %; Perú, el 3,4 %; Ecuador, el 4,3 %; Chile, el 1,9 %; Bolivia, el 3,9 %; Uruguay, el 3,3 %; y Paraguay, el 1,5 %.
En Norteamérica, Centroamérica y el Caribe, la proyección es que México crezca el 2,1 %; Costa Rica, el 3,4 %; República Dominicana, el 5 %; El Salvador, el 2,9 %; Guatemala, el 3,4 %; Honduras, el 3,1 %; Nicaragua, el 2,9 %; y Panamá, el 6,5 %.
De confirmarse estos datos, el crecimiento de Latinoamérica y el Caribe se situará entre los más bajos del mundo, a un nivel similar al de Oriente Medio y el Norte de África y por debajo del África subsahariana, Europa y Asia.
“El crecimiento (previsto) no es suficiente para contribuir a paliar los niveles de pobreza en la región, y además es un retorno a las tasas de crecimiento de la década de 2010, cuando Latinoamérica y el Caribe crecían por debajo del resto del mundo”, indicó el economista jefe del BM para la región, William Maloney, en la presentación del informe.
Maloney dijo que se trata de un “problema estructural” más allá de las dificultades causadas por la pandemia y explicó que los retos que ya existían antes de 2020 están volviendo a salir a relucir, como el elevado porcentaje de empleo informal y los altos índices de pobreza.
En el lado positivo, el BM destacó que el proceso de vacunación se ha generalizado en la región, lo que ha llevado a que las empresas estén volviendo a contratar trabajadores y que las escuelas hayan reabierto sus puertas para la enseñanza presencial.
El informe pone énfasis en las energías renovables y el crecimiento “verde” como vía para que Latinoamérica y el Caribe logren superar estos retos en los próximos años y aprovechen sus “ventajas comparativas”.
Maloney subrayó que la región tiene “un enorme potencial” en este campo, con grandes reservas de litio y cobre, utilizados en tecnologías verdes, y con “un gran capital natural”.
“Todo ello es cada vez más valorado en un mundo donde el calentamiento global y la seguridad energética han pasado al centro de la escena”, indicó el responsable del BM.
Según un análisis del BM, en los últimos veinte años los países de América Latina y el Caribe perdieron el equivalente al 1,7 % de su PIB anual a causa de los desastres relacionados con el clima.
Para llevar a cabo una transición a la economía ecológica, el banco plantea políticas para fijar precios y promover la adopción de tecnologías de baja emisión de carbono.
Asimismo, recomienda establecer mecanismos creíbles de verificación para posibilitar las primas de precios verdes e impulsar la agricultura inteligente desde el punto de vista climático, entre otros.
“El crecimiento económico y la agenda verde van de la mano en la región”, concluyó Maloney. EFE