Las “manchas de la muerte” que arrasan con todo en las costas de Falcón

Las “manchas de la muerte” que arrasan con todo en las costas de Falcón

La tubería estaba levantada y aunque pescadores habían hecho el reporte a Pdvsa se había hecho caso omiso hasta que ocurrió el accidente en enero de este año.

 

 

 

“En esa zona no se puede pescar, para allá no podemos ir”, son las primeras impresiones de los pescadores cuando hacen referencia al octavo derrame petrolero que se registra en los últimos dos años en las costas de Falcón.

Corresponsalía lapatilla.com 

Los derrames de crudo han ocurrido por la falta de mantenimiento en la línea de oleoducto, la cual lleva petróleo desde la refinería Bajo Grande en Tía Juana, estado Zulia, hasta el Complejo Refinador Paraguaná (CRP) en el estado Falcón, catalogado como el más grande del mundo y el que actualmente produce la gasolina que mueve al país.

El proyecto es una tubería que va bajo el mar y atraviesa el istmo de Paraguaná y el golfete de Coro. Tiene una extensión de 229 kilómetros y 142 millas náuticas. Sin este suministro, las refinerías Amuay y Cardón no tendrían crudo para procesar, lo cual deja ver la importancia de este oleoducto. El Complejo Refinador de Paraguaná tiene una capacidad de procesamiento de 955.000 barriles diarios.

Falta de mantenimiento

Las aguas de Punta Cardón se ven aceitosas.

 

 

 

 

 

Los pescadores conocen el lugar de las tuberías como la palma de su mano, ya que por años han faenado en zonas adyacentes adonde estas se ubican. Por eso son los primeros en percatarse de un derrame de crudo. Ocho roturas de la tubería han notado en los últimos dos años y en diferentes zonas. Ante ello, graban videos, toman fotos y ubicación para hacer el reporte a Petróleos de Venezuela (Pdvsa) y esperar la ayuda oportuna que detenga las manchas de petróleo recorren el mar por kilómetros.

Hasta 21 días han transcurrido luego de haber reportado algún siniestro, para que Pdvsa acuda a verificar la información y posteriormente contratar a los mismos pescadores que, con ayuda de dos buzos y trabajadores de Pdvsa, acuden a poner grapas y así cerrar el hueco por donde sale el petróleo. “Es un trabajo de mucho riesgo, hemos durado de ocho a diez días haciendo ese trabajo, poniendo una grapa en la tubería para que deje de gotear. En estos dos años, no hemos cerrado bien una parte cuando se abre en otra”, dijo José Paz, un pescador de la bahía de Punta Cardón que se dedica a esta labor aparte de la pesca.

Los ríos de crudo que han salido desde Paraguaná han alcanzado los cuatro kilómetros de largo y ha superado los 13 días de derrame, según las imágenes satelitales de Planet y a las que le hace seguimiento el biólogo Eduardo Klein. El último derrame sucedió los primeros días de marzo de este año y se logró reparar los primeros días de abril, tras unos 12 días de trabajo continuo entre buzos y pescadores de la zona, contaron a La Patilla los mismos trabajadores.

En una consulta a empleados de Pdvsa, estos explicaron que la tubería es un proyecto que tiene muchos años y que no recibe mantenimiento desde hace más de 20 años. “La tubería ya está como una galleta: aunque tapen un hueco, se abre en otro lado. En años anteriores, se metía una cochina con una cámara que evaluaba toda la tubería tres veces, ida y vuelta a Zulia. Ese estudio te indicaba dónde estaba propensa a romperse y en cuánto tiempo. A través de esa misma cochina, se reparaba y por ese motivo nunca había derrames, porque era un plan preventivo. Hace muchos años que eso no se hace. Ahora se espera es el reporte del río de crudo, pasar la novedad y esperar que aprueben el dinero para contratar a los pescadores que la reparan”, dijo un trabajador que prefirió no identificarse.

Los derrames de crudo los tapan con los días, pero las limpiezas que deben aplicarse a las aguas y a la arena, no se cumplen. Solo se hizo una limpieza parcial en el año 2020, cuando se registró el segundo derrame de crudo.

Un desaparecido

Los derrames de crudo han afectado la biodiversidad marina

 

 

 

 

Aunque los pescadores conocen muy bien la zona y muchas veces trabajan sin GPS, hay una zona bastante complicada, justo en el istmo de Paraguaná. Es un lugar muy concurrido por los pescadores que van hacia la zona de Tacuato en busca de pesca con chinchorro. En esta área, la tubería estuvo levantada por muchos años, lo que era confuso para los navegantes, ya que se ocultaba o se veía según el nivel del mar.

Aunque por años pidieron a Pdvsa que identificara el área o que reparara la tubería que debería estar enterrada, estos hicieron caso omiso, hasta que el 26 de enero, Rafael Ángel Weffer González, un pescador de 32 años que regresaba a Punta Cardón junto a otros dos, tuvieron un accidente: la lancha impactó contra la tubería y quedaron a la deriva. Perdieron el motor fuera de borda y la lancha quedó destruida. Dos de ellos fueron rescatados 12 horas después, pero Rafael Ángel no aguantó y fue arrastrado por la marea.

Esto generó protestas de los pescadores, ya que no tenían ni gasolina para salir en busca de su compañero. Tampoco recibieron respuestas inmediatas de las autoridades. Fue una semana después que se activó una búsqueda marítima sin resultados, aunque a la madre del pescador desaparecido le ofrecieron una búsqueda aérea e intensiva.

A casi tres meses de la desaparición de Rafael Ángel, la embarcación sigue varada, porque su dueño no recibió ninguna ayuda para repararla y la familia del pescador tampoco ha recibido la indemnización que Pdvsa debe otorgar.

Pescadores afectados en el mar negro

La tubería estaba levantada y aunque pescadores habían hecho el reporte a Pdvsa se había hecho caso omiso hasta que ocurrió el accidente en enero de este año.

 

 

 

 

 

Los pescadores de todo el eje costero del estado Falcón y parte de Zulia, han sido afectados con estos derrames, que impactan al ecosistema marino. Los peces se alejan, mientras que las aguas y la arena se han vuelto aceitosas y oscuras, sobre todo en las cercanías de las refinerías. Las playas Punta Cardón, La Puntica, Las Piedras y Amuay han sido severamente contaminadas.

Pablo Gómez, pescador de Punta Cardón, refirió que hace años Pdvsa no da indemnización a ninguna embarcación, pese a que siempre pierden insumos por las manchas de petróleo. “El Ministerio de Ambiente no existe. Eso era en la cuarta que a uno se le manchaba un chinchorro y te daban uno nuevo, se te manchaba la lancha y te daban la pintura. Ahora no se ve esa gente, uno mismo tiene que resolver sus desastres. Se necesitan unos 500 dólares para suplantar una malla. Lo que hacemos es ponerlas a remojar y salvar lo que se pueda para remendar y volver a la pesca. No es justo que estemos al lado de la refinería y nosotros estamos como si no existimos. Nada ni nadie nos atiende”, dijo el pescador de 44 años de edad, dedicado a esta labor desde los 28 años.

Asegura que al ver un río de petróleo, informa a los demás sobre la zona afectada para evitar que manchen las embarcaciones o pierdan los chinchorros. Además, para que la comisión de pescadores encargada de parte de Pdvsa, pueda agilizar los trámites para tapar el hueco de la tubería.

Zonas muertas

La tubería estaba levantada y aunque pescadores habían hecho el reporte a Pdvsa se había hecho caso omiso hasta que ocurrió el accidente en enero de este año.

 

 

 

 

Las fotos y vídeos de aves y peces manchados, que mueren a causa de los derrames petroleros, ha despertado gran preocupación a la Fundación Azul Ambientalistas, quienes han denunciado que estos derrames causan zonas muertas.

Las zonas muertas se generan cuando por lo general, semanas después del derrame, el petróleo llega al fondo del mar y asfixia a las especies y organismos.

“Está demostrado que la permanencia en el tiempo de petróleo en las costas y en cuerpos acuáticos, sufre un proceso de degradación progresiva que aumenta su agresiva afectación en los ecosistemas, con un complejo impacto ecológico. En esta complejidad se ve afectado el ecosistema marino y submarino, ya que una vez que el hidrocarburo impacta y al confrontar el resplandor del sol en el agua, se evapora. Una parte se convierte en gases al extenderse y, al final, se tornasola aceitosa, se dispersa en la superficie hasta formar capas entre gruesas y delgadas que bloquean como una película impermeable, impidiendo el intercambio gaseoso del lecho marino. Posteriormente, al desplazarse por la acción de los vientos llega a las orillas donde se emulsifica, es decir, forma una gelatina de agua y aceite con bolas de alquitrán densas, parecidas al asfalto”, detalla la fundación en su página web.

A su vez, les preocupa la cantidad de aves y fauna marina que aparece manchada de crudo a los pocos días de haberse registrado el derrame y que a su vez impacta negativamente en la pesca artesanal. Ante ello, han hecho la exigencia pública a Pdvsa para que asuma su responsabilidad y emitan el pronunciamiento oficial sobre el origen, tipo de crudo, volumen del derrame, así como el posible tiempo de permanencia del mismo.

La Patilla trató de contactar a algún representante de Pdvsa para conocer su versión de los hechos, pero no respondieron a la solicitud de información sobre este tema.

 

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