Aquel día de 2013 en que su madre murió a causa de un cáncer, la estrella de Nickelodeon Jennette McCurdy pudo empezar a disfrutar de la vida. Dejó todo y volvió a empezar, las presiones de Debra ya no pesaban sobre sus hombros, podía decidir por ella misma y buscó un nuevo rumbo, lejos de la fama y los medios.
Por: Clarín
Hasta ese momento su foco de atención era el trabajo, cada detalle estaba medido por esa madre exigente que a los 6 años la llevó por primera vez a un casting de TV. No veía en ella más que un producto al que podía explotar para ganar mucho dinero y poder ver cumplidos todos sus sueños frustrados.
El trabajo de la niña rápidamente empezó a dejar muy buenos réditos económicos y pasó a ser el principal ingreso financiero de una familia de bajos recursos que necesitaba con urgencia de dinero. Jennette era ahora la joyita de su madre, que estaba dispuesta a todo con tal de convertirla en una gran figura de la televisión.
Debra estaba en cada vez más pendiente de la vida de su hija, la obligó a cumplir una estricta dieta para controlar su peso y la hacía subir a la balanza cinco veces por día. No había posibilidad de que la niña pudiera fallar, tampoco podría dar ventajas en el aspecto físico y hasta la obligó a teñirse las pestañas.
En la pantalla se la veía brillar en grandes éxitos como “Will & Grace”, “Zoey 101”, “Malcolm in the Middle”, “La Ley y el Orden”, “C.S.I” y “Sam & Cat”, la serie de Nickelodeon en la que fue protagonista junto a Ariana Grande. Sin embargo, detrás de cámaras para ella había demasiado sufrimiento. Para ella era algo común tener casi a diario ataques de nervios en los sets de filmación.
En octubre de 2020, Jennette decidió volver a los medios para poder exorcizar los demonios de su pasado. Lo hizo a través de un espectáculo unipersonal llamado “Estoy contenta porque mi mamá murió” y allí ante la atenta mirada de sus seguidores contar por qué había desaparecido de la gran pantalla y todo lo que había sufrido en su infancia y adolescencia.
Recientemente anunció el lanzamiento de su libro, que lleva el mismo nombre y cuenta con detalles todo el padecimiento al que la sometió su madre. Allí destaca que su mamá avanzó sobre ella en todo aspecto: la bañó hasta los 16 años y también le practicó ella misma controles ginecológicos. La pequeña tampoco tenía intimidad, ya que Debra le revisaba sus diarios íntimos y los mails que le llegaban.
Todo esto tuvo enormes consecuencias cuando llegó a la inestable adolescencia. Su dieta feroz le disparó bulimia y anorexia, llegando incluso a desmayarse en la casa de un amigo y a perder dientes por inducir el vómito con frecuencia. La inseguridad causada por el maltrato de la mujer derivó en un trastorno obsesivo-compulsivo y luchó contra una adicción al alcohol cuando diagnosticaron la enfermedad de su madre.
La muerte de Debra puso fin a los abusos, pero Jennette aún debe lidiar con las consecuencias y ese trabajo de reconstrucción de una joven que creció con el constante maltrato llevará mucho tiempo. “Con su muerte, murieron muchas de sus ideas para mi vida. La actuación fue su propio viaje y uno difícil para mí, con seguridad”, reveló la actriz en una entrevista del podcast “Empty Inside”.
“El confeti derramándose de una urna me pareció una buena forma de capturar el humor de la tragedia, pero sabía que no quería ir tan lejos como para tirar el confeti o saltar en el aire con una gran sonrisa en mi rostro”, dijo Jennette McCurdy.
Un éxito con sabor amargo
La serie infantojuvenil “iCarly”, fue la que le dio la fama internacional a esta joven y la transformó en una estrella. Rápidamente se ganó las convocatorias para otros papeles y un salto a la gran pantalla. Entre 2001 y 2016, Jennette participó en 20 películas. Llegó a rodar junto a figuras de la talla de Harrison Ford, donde compartió elenco en el film “Departamento de homicidios”.
Aunque para ella no quedan buenos recuerdos de aquella etapa. “Mi experiencia con la actuación es que estoy muy avergonzada de lo que hice en el pasado. Me siento insatisfecha con los roles que interpreté, que fueron de lo más cursi”, confesó Jennette McCurdy.
“A los 15 ya estaba avergonzada de los programas que hice entre los 13 y los 21 años. Mis amigos a los 15 no decían: ‘Oh, genial, estás en este programa de Nickelodeon’. Fue embarazoso e imagino que se puede tener una experiencia muy diferente con la actuación si estás orgulloso de tus roles”, explicó.
Poco a poco se fue amigando con la industria del entretenimiento y fue encontrando su mejor versión allí: “Renuncié hace unos años para probar suerte escribiendo y dirigiendo, y me va muy bien. Inicialmente, no quería actuar, mi mamá me había puesto ahí”. De todos modos, confesó que no descarta volver a la actuación si es junto a un director que admire.
Con 29 años, la joven se anima a expresar en su libro todo aquello que calló por años y lo que no supo decir debido a su edad y al control que ejercían sobre ella.
“Fue importante para mí explorar el abuso emocional y psicológico que soporté durante mi tiempo como actriz joven. Siento que no lo hice. No tuve las herramientas, el lenguaje o el apoyo necesarios para hablar por mí misma en ese entonces”.