“Gracias por este paréntesis maravilloso, me voy como nueva”, se despedía Carla Bruni hace ahora un año después de pasar una semana en la clínica La Prairie, situada en de la localidad suiza de Montreux. La cantante y ex primera dama francesa había decidido descansar allí después de la grabación de su nuevo disco. También añadía en su instagram: “Si necesitas un lugar para desintoxicar tu cuerpo y tu alma, este es el lugar perfecto”.
Por: El Mundo
Es raro que los clientes de esta súper exclusiva clínica suiza hablen de su estancia en un lugar donde la discreción y el anonimato forman parte de su propia esencia. Algunos llegan en sus aviones privados al aeropuerto más cercano. Otros, en helicóptero hasta el mismo helipuerto de la zona. Hay quien elige una limusina con cristales tintados.
El objetivo de todos ellos es prevenir el envejecimiento, renovar energía, rejuvenecer más bien por dentro y conocer su estado de salud después de exhaustivos análisis genéticos, clínicos y tratamientos detox, para detectar metales pesados en el organismo y compensar la toxicidad que producen en los genes algunos alimentos que hacen trabajar al hígado más de la cuenta. Y en general, se busca también cuidar la belleza partiendo de la salud.
Así se explica que el precio de una semana de estancia en Montreux, por un pack completo de todos los tratamientos, ascienda a 48.000 euros por persona. Los que solamente hacen detox, pagan más o menos la mitad. Cifras astronómicas sólo al alcance de grandes fortunas, aunque es llamativo que, a pesar de estos precios, un 65% de los clientes regresan, como mínimo, dos veces al año, aseguran a LOC desde Suiza. En su mayoría se trata de ciudadanos norteamericanos y orientales, chinos y japoneses. En cambio, hay menos clientela europea y millonarios del Golfo Pérsico.
Para esta Semana Santa, las 41 suites del hotel están todas reservadas. No hay una afluencia masiva, unos 80 huéspedes como máximo. Cada uno de ellos tiene a cinco personas pendientes de su bienestar y progresos. Y no todos son personas de edad avanzada que van a Montreux buscando la eterna juventud.
En 2021, Nicole Kimpel, pareja de Antonio Banderas, y su hermana Barbara pasaron allí unos días; habían oído hablar mucho de la clínica porque sus familiares viven cerca. Al finalizar su estancia, les pidieron que escribieran sus impresiones en el libro de oro. “Nos sentimos renovadas, rejuvenecidas, mucho mejor, hemos aprendido a establecer una rutina saludable”, firmaron.
No todas las celebridades que pasan por aquellas instalaciones quieren que se conozcan sus nombres y sus experiencias. LOC tiene conocimiento de que el general De Gaulle, el rey Ibn Saud de Arabia, Charles Chaplin, Diego Armando Maradona, Mijail Gorbachov y Juan Carlos I han sido algunos de sus huéspedes, pero resulta imposible que los responsables de la clínica confirmen oficialmente que el Rey de España ha sido uno de sus pacientes. En cambio, las fotos de los duques de Windsor, Marlene Dietrich y Cary Grant ilustran el lujoso dossier del su 90 aniversario.
La estancia de Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa, en 2019, se recoge en una entrevista de la pareja en el bucólico paisaje suizo de los jardines de La Prairie. Son unas declaraciones para ser difundidas, quizá promocionales, en las que explican: “Después de la vida ajetreada que vivimos, nuestra estancia es una parada necesaria para reflexionar sobre el presente y el futuro y acumular energías”.
Todo empezó en 1930, cuando el doctor Paul Niehans, un prestigioso especialista en trasplantes glandulares, inició una investigación pionera en terapia celular en la que estudiaba la habilidad de adaptación de las células. Un trabajo esencial en medicina preventiva que consiste en nutrir las células que empiezan a envejecer con las propias células del cuerpo humano, extraídas y tratadas durante 24 horas para recuperar su vitalidad y reintegrarlas de nuevo en el paciente. Por resumir el proceso de una forma simple, su rejuvenecimiento “contagia” a todas las demás.
SUCURSAL DE MADRID
Aquel trabajo supuso un cambio radical en el proceso de anti envejecimiento y los ecos de la investigación llegaron a toda Europa. Los primeros pacientes fueron Winston Churchill y Gala Dalí, la esposa del artista. En 1953, el Papa Pio XII acudió al doctor Niehans por un problema de piel y su mejoría fue espectacular.
Tres generaciones más tarde, La Prairie sigue siendo una empresa familiar, aunque hoy día su gestiónes externa. La apertura en Madrid de la única clínica que hay en el mundo, además de la suiza, pasó desapercibida porque coincidió plenamente con la pandemia.
Hoy, en plena actividad, sus responsables explican que la vitalidad turística y el floreciente negocio inmobiliario de la capital de España, son los adecuados para establecer una Prairie en España. “Esta es la parada de los clientes de América Latina, no hay otra ciudad en Europa así”.
Los tratamientos son los mismos que en Suiza, siguiendo estrictamente las directrices de los médicos de Montreux, pero no están concentrados en una semana ni se dan de forma intensiva, ya que en Madrid los pacientes no necesitan vivir en la clínica. Eso se nota también en los precios.
Lo cierto es que muchos pagan lo que haga falta, en busca de la belleza, la juventud y la vida, sin necesidad de vender su alma al diablo.