Cuándo durante los primeros días de la invasión de Rusia a Ucrania comenzó a hacerse patente la imposibilidad de las VSRF (Vooruzhónniye sily Rossíyskoy Federátsii-Fuerzas Armadas de Rusia) a la hora de alcanzar sus objetivos operativos[1] -que además coincidían con los objetivos estratégicos[2].- a quien escribe le asaltó una duda: ¿Disponía Ucrania de una fuerza de maniobra operacional capaz de realizar una o varias contraofensivas en distintos ejes, de forma coordinada y simultánea, con la que repeler/derrotar a las VSRF y así, acabar como bando triunfador de la invasión? Tomando como base las conceptualizaciones y teorías doctrinales bélicas imperantes durante los dos últimos siglos, la respuesta a esa pregunta retórica sólo podía ser un no tajante.
Por: Gonzalo Vallejo | Revista Ejércitos
Debido a la imposibilidad ucraniana de amasar una fuerza de maniobra capaz de realizar operaciones de ‘altos vuelos[3]’ –y por tanto, según el ‘dogma doctrinal’, incapaz de desplegar en el teatro de operaciones una fuerza con capacidad de asestar un teórico ‘golpe mortal’ a las VSRF- estaba convencido de que la única opción a nivel táctico-operacional de Ucrania pasaba por ‘desangrar[4]’ a las VSFR. Esto podría forzar a Rusia a entablar unas negociaciones de armisticio en términos no demasiado desfavorables y que permitieran la continuidad de Ucrania como un estado soberano y libre. Sin duda, se habría visto obligada a realizar grandes concesiones territoriales, posiblemente perdiendo la salida al mar y reduciendo su territorio nacional a la Ucrania occidental. Un escenario que sentaría a su vez las bases para un futuro conflicto en el corto/medio plazo.
No obstante, la feroz defensa del aeródromo de Hostomel y la férrea resistencia ucraniana en los accesos a Kiev durante los tres primeros días de la invasión, unidas a la inoperancia militar de las VSRF[5], abrieron la puerta a una ‘nueva forma de hacer la guerra.’
La aproximación militar -la doctrina y conceptualización teórica en el desempeño y empleo de las fuerzas armadas- de Ucrania, en gran parte viene marcada por el contexto inicial y en el que se desarrolla la invasión. En cierta forma, se podría decir que ha sido una aproximación militar adoptada por obligación; la consecuencia de la de falta de medios y el contexto táctico-operacional-geográfico, pero también su elección propia doctrinal. Sea como fuere, le está saliendo bien.
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