Un lápiz o un pincel se pueden volver en instrumentos para liberar el alma de los reclusos de un centro de jóvenes infractores en Bolivia que encontraron en el arte una forma de expresar aquellos sentimientos que no pueden con palabras y a su vez trabajar en su reinserción para tener una “segunda oportunidad”.
Se trata de “pinceles de Qalauma”, una exposición que muestra medio centenar de obras que realizaron unos 40 jóvenes reclusos en un taller de 15 días para conocer varias técnicas de dibujo y así expresar sus sentimientos y emociones a través de estos trazos.
Los jóvenes que se encuentran en el Centro de Rehabilitación de Qalauma en la localidad de Viacha, a unos 30 kilómetros de La Paz, aprendieron sobre dibujo en grafito.
Ellos conocieron aspectos como el uso de tonos, la luz, la sombra, las formas, primero de un jarrón, luego de los animales y del cuerpo humano para luego ponerse manos a la obra y crear sus propios dibujos, contó a Efe el artista Jhony Pari, quien impartió el curso.
El taller tuvo tanto éxito que los propios presos pidieron más horas para continuar con sus obras y hubo otros reclusos que se animaron a tomar próximamente esta terapia al ver tan entusiasmados a sus otros compañeros.
“No solo es un taller, sino es una ventaja y una gran oportunidad para sus futuras carreras que puede ser en diseño, artes, arquitectura (…) los chicos han visto una posibilidad muy grande para fomentar sus trabajos”, indicó Pari.
Lo cierto es que detrás de cada dibujo hay una historia o un sentimiento que muchas veces ha estado reprimido por años y que a través del arte pueden dejarlo salir.
LA EXPOSICIÓN
El potencial que demostraron los jóvenes se puede ver en cada obra que muestra una serie de jarrones, rostros de personas y de animales como gatos, perros, loros, jaguares que cada uno escogió para plasmar y que se exhibe en una sala del mismo centro.
Grover, quien prefirió no dar su apellido, contó a Efe que decidió dibujar un leopardo porque se identifica con este animal y con su forma de “sobrevivir” a pesar de todas las adversidades por las que tiene que pasar.
“Elegí pintar un leopardo, el cual me identifica mucho por el aspecto, por el instinto de protección, de supervivencia y de resguardo”, comentó.
Antes del taller no sabía de sus habilidades para dibujar y aprender algo nuevo le ha dado confianza para demostrar a la sociedad que merece una segunda oportunidad a pesar de sus “errores”.
El joven lleva recluido más de cinco años por un delito relacionado con un asesinato y si bien él está consciente de “las cosas malas” cree que Dios le está dando otra oportunidad expresando sus emociones a través del dibujo.
“Mientras estaba dibujando he podido profundizar muchas cosas, porque me he podido identificar con el dibujo, me he podido desenvolver y he podido sacar algo que necesitaba sacar, me ha servido mucho”, contó a Efe Grover.
De la misma manera, Cristian, quien no dio su apellido, está recluido por un caso relacionado con un robo y dibujó un rostro con grafito de un hombre con los ojos cerrados y una lágrima.
Él señaló que muchas veces así se siente, que solo quiere cerrar los ojos y salir de su realidad, pero que al darse cuenta que esto no es posible viene la lágrima, aunque se siente libre cuando dibuja.
Tras el taller el joven quiere perfeccionar sus dibujos para que en un futuro próximo, cuando salga de Qalauma, se dedique a tatuar sus creaciones.
“Quiero vivir de mis dibujos, quiero vivir de los tatuajes, quiero salir y volver a soñar con tener una meta”, señaló.
EQUINOTERAPIA
El centro tiene una diversidad de terapias grupales e individuales, además de otros talleres como carpintería y panadería para que los 352 jóvenes cuenten con habilidades que puedan utilizar cuando sea hora de su reinserción en la sociedad, explicó a Efe el director de Qalauma, Fernando Susara.
Una de las más requeridas es la terapia con caballos, que está disponible desde 2019 en el centro y que ayuda a “romper” muchas barreras de los reclusos para hablar de sus emociones.
“El caballo despierta la empatía de las personas que muchas veces están bloqueadas a nivel emocional y están solamente viviendo por vivir, el animal necesita respeto y tiempo para entender su forma de actuar, lo que les ayuda”, explicó la psicóloga de Qalauma, Doris Cruz.
Ante el interés de los reclusos en esta terapia se está comenzando a implementar también la “canoterapia” con perros para bajar los niveles de estrés de los jóvenes y que poco a poco puedan hablar y cambiar.
EFE