En 2003, José Arrieta intentó robar en la Hacienda Santa Teresa, la compañía de ron más importante de Venezuela. Hoy, convertido en entrenador de rugby, prepara al equipo que competirá en el Costa Blanca Rugby Sevens de España con los colores del club de la empresa ronera, a partir del 20 de mayo.
Después de una tarde lluviosa, Arrieta llega a la Hacienda, ubicada en El Consejo, estado Aragua, para empezar las prácticas del deporte que le dio una segunda oportunidad, al tiempo que recuerda que su vida antes del rugby era “un poquito desordenada”.
“(Mi vida) era un poquito desordenada (…) era un muchacho que me metía en problemas, yo creo que si no hubiera sido por el proyecto (Alcatraz), ahorita no existiera”, relata a Efe.
Arrieta forma parte del “Proyecto Alcatraz”, un programa que empezó Alberto Vollmer, propietario de Santa Teresa, en 2003, tras la irrupción del ahora entrenador y su antigua banda delictiva, para robarle.
“Alberto captura a uno de mis compañeros y le ofrece dos opciones: o entregarlo a la cárcel o que le trabajara seis meses sin nada a cambio”, relata.
Después de aceptar la propuesta, la empresa empezó un proceso de formación con lecciones de valores, sesiones con psicólogos, además de trabajo y la introducción del rugby en sus vidas, con el que participan en la liga nacional, y ahora competirán en España.
Una parte del equipo está conformado por exmiembros de bandas delictivas, y otra -cuyos integrantes no han delinquido- la forman jóvenes que, por sus condiciones de vida, corren el riesgo de caer en grupos conflictivos.
Entre los últimos se encuentra Wilkinson -hijo de Arrieta-, quien comenzó a jugar al rugby cuando tenía tan solo 8 años, gracias a un compañero de su padre, que llevaba a niños de la comunidad a los entrenamientos.
PREVENCIÓN: JUGAR CON BALONES Y NO PISTOLAS
Wilkinson explicó a Efe que su mentor pensaba que si los niños ven a otros “jugando con pistolas iban a querer jugar con pistolas, pero si los ven jugando con balones iban a querer jugar con balones”.
A su juicio, esta competición en España unirá más al equipo, que en el inicio pasó por procesos de “reconciliación” al integrarse entre bandas delictivas “enemigas”.
“Más que algo especial, tiene un peso, un sentimiento muy grande en nosotros (…) esto nos va a unir más como equipo, como personas y como familia”, afirma el joven, quien considera “muy bonito” poder jugar junto a su padre, porque es algo “que no tiene precio”.
La preparación del equipo que viajará a España empezó en la Hacienda Santa Teresa, donde disponen de un campo de juego, y luego se trasladó a una casa de retiro, donde continuaron el entrenamiento, las sesiones de psicología y se incorporaron clases de coctelería, oratoria y redes sociales para que los jugadores hagan el registro de su viaje.
Además de jugar al rugby, los miembros del Proyecto Alcatraz han aprendido técnicas de la producción de ron y de la elaboración de cócteles, como es el caso de Anther Herrera, exmiembro de la última banda reclutada por Santa Teresa en 2020.
Herrera, quien pasó del robo a ser “embajador de marca”, reconoce que antes de entrar al proyecto sentía desconfianza del proceso.
“Nosotros no creímos en eso (…) nos miramos a la cara y pensamos que querían reunirnos y entregarnos al Gobierno y era algo (a lo que) le teníamos mucho miedo”, dice a Efe.
Luego de dos años de negociaciones, el grupo decidió ser parte del Proyecto Alcatraz y del rugby, donde vieron los valores del deporte que incluyen “el respeto, la transparencia, la humildad, el trabajo en equipo, la disciplina y la confianza”.
“Para mí, estar en este equipo de rugby es algo muy grande, algo muy valioso, porque desde chamo (joven) también me gustaba mucho el fútbol, pero aquí yo veo que existe algo distinto, aquí existe la hermandad (…) aquí haces un trabajo en equipo y cambias tu estilo de vida, porque el rugby cambia tu estilo de vida”, indica.
SEGUNDAS OPORTUNIDADES
El director de negocios de Santa Teresa, Bernardo López, explica que en estos 19 años han logrado reclutar a 11 bandas delictivas del estado Aragua, casi todas del municipio Revenga, donde está ubicada la compañía desde 1796.
“Estamos absolutamente conscientes de que puede haber cambios en el ser humano, que pueden haber segundas oportunidades (…) y la verdad es que hemos pensando que no hay nadie irrecuperable, que simplemente lo que hay es carencia de oportunidades”, detalla a Efe.
López afirma que la empresa se ve beneficiada al apoyar a la comunidad y su objetivo es, con el Proyecto Alcatraz, poder reclutar a más personas y tener a más “niños jugando rugby”.
EFE