La mayoría de las víctimas y observadores de la tragedia venezolana del siglo XXI centran su asombro e indignación en torno al desastre material que ha sido casi total. Aunque ello es comprensible, olvidan una tragedia subyacente aún peor, aunque no sea mensurable en barriles de petróleo diarios o en tasas de cambio del bolívar. Me refiero a la destrucción del alma nacional. La conciencia de esta tragedia anda por dentro de cada uno de nosotros, haciéndonos menos orgullosos del gentilicio, preguntándonos qué sangre corre por algunas venas o adónde fueron a parar los hermosos preceptos éticos aprendidos en nuestro hogar y nuestra escuela. Al final del día, la tragedia material podrá irse minimizando, pero esta tragedia del alma nacional, de no reaccionar para revertir su insidioso progreso, terminará por destruir la nación venezolana. Lamentablemente, hoy día está en marcha una ignominiosa rendición de la Venezuela invertebrada.
Y ha tomado poco tiempo. Tomemos, como ejemplo, algunas de las groseras estrategias utilizadas por Nicolás Maduro y su equipo cubano-venezolano. Maduro va a la TV y dice que, como el país está cambiando, ha decidido comenzar a ofrecer participación privada en las empresas del Estado: Cantv, las empresas de Guayana, empresas petroleras mixtas y algunas otras. La participación privada sería del 5% al 10% y está orientada, dice Maduro sin pudor, a obtener algún dinero para el régimen. En sus conversaciones Maduro y su equipo se ríen internamente de nosotros, comentando que el sector privado no puede mostrar interés alguno por adquirir esa baja participación en empresas que están en la ruina. Claro, todos deberíamos saber que ese no es el real objetivo de la oferta, sino el de mostrar al mundo una intención de regresar el país a una economía abierta, el intento de crear una nueva imagen que permita la suavización de las sanciones que tanto daño le hacen al régimen.
¿Cómo reacciona la Venezuela invertebrada? En lugar de denunciar vigorosamente estos intentos como vulgares maniobras que no deberían engañar a nadie, reaccionan con aprobación y hasta entusiasmo por esta burda iniciativa. Y así el presidente de la Bolsa de Caracas, Gustavo Pulido, anuncia que Maduro está enviando un mensaje diferente al país abriendo las empresas del Estado a la propiedad privada. Y añade que el régimen se beneficiará políticamente de esta iniciativa al acercarse a sectores que hasta ahora no le han apoyado. Ver: https://www.bloomberglinea.com/2022/05/17/bolsa-de-valores-de-caracas-maduro-quiere-enviar-otro-mensaje-sobre-la-politica-economica/. Juega ya para el equipo de Maduro.
Por su parte, los diversos expresidentes de Fedecámaras, como Jorge Botti, Ricardo Cussano y Jorge Roig, han opinado que “los gremios empresariales venezolanos, además de buscar una alianza con sus colegas norteamericanos para garantizar la flexibilización de las sanciones, tienen que entender que esas libertades para sus negocios deben venir acompañadas por elementos de negociación para la reinstitucionalización de Venezuela y la reinserción en mercados internacionales”, es decir, hay que transarse con los criminales a fin de “agarrar aunque sea fallo”.
El actual presidente de Fedecámaras, Carlos Fernández, ha declarado: “La Federación de Cámaras y Asociaciones de Comercio y Producción de Venezuela (Fedecámaras Nacional) celebra la decisión gubernamental de ofertar el 5%-10% de las acciones de empresas públicas dentro de las que destacan las industrias canibalizadas de Guayana, petroquímicas y servicios como Cantv y Movilnet…. Saludamos con beneplácito esa decisión e insistimos en su profundización”.
Sectores relacionados con el mundo de las encuestas, liderados por Luis Vicente León y José Antonio Gil Yépez, han tomado la iniciativa de pedir abiertamente el cese de las sanciones contra el régimen venezolano. Según Gil Yépez, por ejemplo, el retorno del Sambil de Chacao a sus dueños después de años de arbitraria confiscación, sin explicación alguna, es una muestra de la capacidad de rectificación del régimen. Añade: “En días recientes he enviado por las redes sociales mensajes que reportan la recuperación económica que está ocurriendo desde principios de 2019… los resultados de las Encuestas Ómnibus Nacional de Datanálisis muestran mejoras en la percepción de la Situación País, aunque siga en negativo. La Situación Personal mantiene un balance positivo, entre 52% y 58%, desde hace casi un año. Lo mismo ha pasado con la evaluación de gestión de NM, la cual sigue muy baja, pero ha subido de 12% a 20% en un año, pasando del sexto lugar en el orden de aprobación de los líderes políticos nacionales (gobierno y oposición) a ser el menos mal evaluado de todos ellos”.
Y León nos dice: “La carta (a Biden, pidiendo el cese de sanciones) defiende la necesidad de negociar, hay que negociar con (Nicolás) Maduro, quien controla el territorio nacional, y con Biden, por eso la carta va dirigida hacia él (…)”.
En Estados Unidos los demócratas “progresistas”, es decir, la extrema izquierda y sectores académicos del país, como es el caso de Michael Penfold en el Wilson Center y David Smilde en WOLA cabildean intensamente para levantar las sanciones contra el régimen de Maduro.
Hay ya innumerables ejemplos de toda una campaña organizada para “negociar” con Maduro. Esta campaña ha ganado terreno en el exterior porque otros países no están emocionalmente comprometidos con la tragedia venezolana y solo ven los aspectos brutalmente pragmáticos de ir a un toma y dame con los criminales que pueda beneficiar sus intereses. Lo que Eisenhower se negó a hacer con Hitler (negociar), lo hace ahora Biden con Maduro, pensando que el rango geopolítico del evento es mucho menor, aunque tenga la misma intensidad de rendición moral.
Hay una entrega de la Venezuela invertebrada a Maduro y su pandilla de criminales, una aceptación abierta por parte de esos venezolanos que Maduro predominó sobre la Venezuela digna. La Venezuela invertebrada está más interesada en obtener porciones del escaso botín remanente de los recursos de la nación que sostener una postura a leal los principios que aprendieron en la escuela.
El precio que la Venezuela del futuro deberá pagar por esta rendición será inmenso, en términos de desmoralización y anomia.