El melanoma es el más agresivo de los tipos de cáncer de piel. Los especialistas creen que se encuentra subdiagnosticado, ya que ven cómo aumenta cada día su incidencia a nivel mundial sin que se vea reflejada en las estadísticas. Conocer la enfermedad es la llave para hacerle frente. Las primeras señales de alerta son la aparición de un nuevo lunar o cambios en uno ya existente y el principal factor de riesgo es la exposición solar, por el efecto dañino de los rayos UV.
Por Infobae
En Argentina los cálculos oficiales indican que el melanoma provoca casi 600 muertes por año. Cada año se detectan 1.700 nuevos casos. “Sin lugar a dudas está subdiagnosticada. Como en muchas patologías oncológicas la casuística real es subestimada”, advirtió la médica oncóloga Yanina Pflüger, jefa del servicio de melanoma y sarcoma del Instituto Alexander Fleming.
Como se mencionó, la exposición al sol es uno de los factores de riesgo, “sin embargo no debemos olvidarnos de que el fototipo de piel, las camas solares y el antecedente de nevos previos con displasia (lunares con características diferentes a los comunes) también son factores de riesgo”, apuntó Pflüger.
“El melanoma es un tumor maligno poco frecuente que ocurre por una proliferación atípica de los melanocitos que son las células que nos dan la pigmentación de la piel. Hay diferentes tipos de melanomas, los más frecuentes afectan la piel y en menor medida están los que afectan los ojos y las mucosas. Estos últimos son de peor pronóstico”, dijo Pflüger.
Como una forma de generar conciencia sobre los cuidados y peligros, y provocar un descenso de las cifras, se celebra cada 23 de mayo el Día Mundial del Melanoma. En ese marco, los expertos destacan la importancia de cuidar nuestra piel, habituarnos a hacer un autoexamen y realizar los controles médicos. Son herramientas simples pero fundamentales para detectar lesiones a tiempo y darles el tratamiento adecuado.
Los cuidados
“El melanoma es una enfermedad cuya incidencia se encuentra en continuo aumento a nivel mundial. La prevención es el punto más fuerte sobre el que hay que trabajar para revertirlo”, sostuvo Marcela Moreno, médica dermatóloga especializada en cáncer de piel del Instituto Alexander Fleming.
“La mejor forma de fomentar y realizar prevención del cáncer de piel es mediante la fotoeducación, ya que la medida más eficaz es evitar desde los primeros años de vida la exposición solar —principalmente las quemaduras— y el uso de camas solares”, agregó.
Pero no todos los melanomas se relacionan con la exposición al sol. Por eso tiene un rol central la prevención secundaria, que se realiza mediante el exámen clínico y dermatoscópico de toda la superficie cutánea con un especialista en dermatología. Los lunares son el principal foco de atención.
Este control, recomendado para la población general, apunta a lograr un diagnóstico precoz. “Hay que tener en cuenta que el melanoma, detectado en su etapa inicial, en la mayor parte de los casos es curable, mediante un adecuado tratamiento quirúrgico”, agrega Moreno.
Este tipo de controles también permite identificar a aquellos pacientes que por su tipo de piel, sus antecedentes o por la cantidad, tipo, color o forma de sus lunares, pertenecen a un grupo de riesgo de padecer melanoma con mayor frecuencia que la población en general.
Las señales de alerta
Las especialistas que individualmente se puede hacer mucho en torno de los cuidados para prevenir el cáncer de piel. Destacan que hay señales que pueden llamar la atención y que los pacientes pueden detectar con facilidad.
“Hay cambios que pueden ocurrir tanto en lesiones de reciente aparición como alteraciones en las preexistentes. Ellas son: modificaciones en la pigmentación, en los bordes, sobreelevación, picazón y hasta sangrado de las mismas”, enumerjó Pflüger.
Allí toma valor otra herramienta clave en la prevención: el autoexamen. “Se debe hacer cada 3 meses aproximadamente, con la ayuda de otra persona o de espejos, en busca de lesiones nuevas, o cambios en el color, la forma, el tamaño o los bordes de lesiones preexistentes”, detalló Moreno y aportó una pauta clara para estos controles domésticos. “Debemos recordar la regla del ABCDE del melanoma (Asimetría, Bordes, Color, Diámetro, Evolución) como pautas a tener en cuenta para realizar una consulta”, precisó.
Un melanoma puede aparecer en cualquier parte del cuerpo. Con más frecuencia, en las zonas con mayor exposición solar, como por ejemplo la espalda, las piernas, los brazos y el rostro. Pero también puede surgir en regiones nunca expuestas, tanto sobre lesiones preexistentes, como en piel sin marcas previas.
Los tratamientos
La doctora Pflüger destacó que en los últimos años hubo un mayor conocimiento del daño que producen los rayos UV. Esto generó conciencia y mayor predisposición al cuidado de la piel con el uso de ropa adecuada, protección solar y la consecuencia reducción de la exposición al sol en los horarios de mayor riesgo.
“La mayoría de los paciente son diagnosticados en estadios iniciales de la enfermedad y no requieren intervención activa por el oncólogo. A diferencia de los estadios donde hay enfermedad regional ganglionar o enfermedad a distancia donde sí el oncólogo toma un rol activo en el tratamiento y seguimiento. En la última década, la medicina ha desarrollado nuevos tratamientos que han modificado significativamente el curso de la enfermedad con el uso de inmunoterapia y terapias dirigidas”, concluyó.
Según las últimas cifras publicadas por el Observatorio Global del Cáncer, dependiente de la OMS, en Argentina hay 130 mil casos de cáncer de piel, de los que sólo el 1.3% son melonomas. Sin embargo, por su alta letalidad, esta forma grave de la enfermedad provoca 592 muertes al año.