Hace un año, Hanganani Gideon Dube, de 75 años, fue atacado por un elefante cuando guardaba su ganado en un pueblo en el oeste de Zimbabue, cerca de la mayor reserva de paquidermos del país. Ahora, dice, ya no es “bueno para nada”.
Dube vive a unos 30 km de Hwange, cerca de la frontera con Botsuana. La zona es conocida por sus 50.000 elefantes, que viven en una superficie de vegetación de 14.600 km2. Un verdadero problema ya que estos animales, en sobrepoblación, se aventuran cada vez más fuera del parque en busca de alimento.
En mayo de 2021, Dube se encontró cara a cara con uno de ellos. “Salí corriendo, pero no me di cuenta de que me interponía en el camino de otro”, dijo a la AFP.
Ya no se acuerda de lo que pasó después, porque perdió el conocimiento. Unos vecinos lo recogieron y lo trasladaron al hospital. Hoy, ya no puede mantener a sus seis hijos, dos de los cuales aún están en edad escolar.
El gobierno no prevé ninguna ayuda ni compensación en caso de incidente con un animal salvaje, aunque estos aumentan cada vez más. Desde principios de año han muerto 60 personas en incidentes con paquidermos, frente a las 72 de todo el año pasado, según el ejecutivo.
El país, donde viven un cuarto de los elefantes de África, es una de las raras naciones en el mundo donde su población aumenta, en 5% al año.
– Elefantes en la autopista –
En la noche, algunos de estos grandes mamíferos atraviesan la autopista, según un periodista de AFP en el lugar. Y frente a la clínica local deambulan leonas, sin inmutarse por los faros de los coches que pasan.
Zimbabue cuenta con unos 100.000 elefantes, casi el doble de la capacidad de sus parques, según los conservacionistas.
En otras partes de África, la especie ha sido diezmada por los cazadores furtivos. Sin embargo, Zimbabue y sus vecinos, que concentran el 70% de los elefantes del continente, hacen campaña para que se permita el comercio de marfil.
El gobierno invitó esta semana a 15 países a Hwange, entre ellos China y Japón, donde el marfil es muy apreciado, para avanzar en el proyecto. Kenia y Tanzania, que se oponen al comercio, no fueron invitados.
La venta internacional de marfil está prohibida desde 1989 por la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres. Algunas ventas excepcionales se permitieron en 1999 y 2008.
“Nuestros métodos de conservación están funcionando y en lugar de ser castigados, deberíamos ser recompensados”, dijo a la AFP Fulton Mangwanya, de la autoridad de gestión de los parques, refiriéndose a la posibilidad de que Zimbabue se retire de la Convención.
Según algunos países, entre ellos Zimbabue, el dinero que se gasta en asegurar las enormes reservas de marfil, adquiridas por muertes naturales o confiscaciones, podría utilizarse para financiar la conservación o el envío de paquidermos a países donde están en declive.
Pero un grupo de 50 organizaciones protectoras de la naturales advirtieron esta semana de los riesgos que conllevaría esta política.
La reanudación de este comercio “enviaría una peligrosa señal a los cazadores furtivos y a las organizaciones criminales de que los elefantes son una mercancía”, lo que “aumentaría la amenaza para la especie”.
AFP